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Aborto

Lo que creo sobre el

Aborto


Martin Hudáček, Memorial of Unborn Children.

…estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere. 1 PEDRO 3, 15.

Unas cuantas ideas a forma de listicle sobre el aborto.

Probablemente no llegue a ninguna conclusión, ni consiga ningún acuerdo con nadie. Pero esos son los tiempos de incertidumbre que nos ha tocado vivir, ¿no?, donde cada vez conocemos más complejidad, y necesitamos más respuestas.

Quisiera enfocarme más en el lado “estético” de la cuestión; habida cuenta que cada vez me convenzo más que la ideología de cada persona es, ante todo, una opción estética: de ahí que sea tan difícil llegar a un acuerdo; de gustibus non est disputandum.

1. NO existe un “derecho” a matar a la hija en el vientre. Podríamos hablar de despenalización, inimputabilidad, quitarle antijuridicidad etc., pero ¿derecho matar a la hija inocente?

2. La discusión ha de ser llevada en los términos del oponente. Dar razones a quien argumenta emocionalmente, no sirve; es necesario oponer emociones aún mayores, si se quiere lograr avanzar en esos términos.

3. Logra más impacto emocional hablar de “hija” que de “feto”. Especialmente al enfrentar a feministas. Los hombres somos más o menos descartables, reemplazables, y ha sido siempre así desde el origen de la humanidad; entre la vida de un hombre-feto y una madre-joven-víctima de violación, la opción es clara para cualquiera: “mujeres primero”. Por eso es necesario enfrentar a feministas con la disonancia cognitiva de estar abogando por dar muerte a una mujer, en su doble condición de niña más vulnerable e hija.

4. Abortar un nonato que podría ya vivir por sí mismo, no es muy distinto de un infanticidio. Por eso es útil confrontar al progre abortero con esa disonancia: un feto de 7, 8 meses ya es un bebé, tiene altas probabilidades de sobrevivir por sí solo, y va a salir, ¿pero no es sadismo insistir en que salga muerto, en vez de vivo?

Peor aún con esa aberración que es el partial birth abortion, que es puro y simple infanticidio. Afortunadamente aún entre nosotros un acto así repugna la estética y conciencia moral (no así en otros países).

5. There’s power in numbers. Según diversas encuestas de opinión, la mayoría de la población en Latinoamérica está en contra del aborto; un llamado a decidir el asunto por el voto popular generalmente logra que el progre se repliegue a la defensiva, y argumente que “los derechos no se votan”, lo que se puede replicar con que no es un derecho matar a la hija, etc.


6. El progre SIEMPRE miente. @voxday lo explicó en detalle en su magnífico libro titulado así en inglés, SJWs Always Lie, y basta hurgar un poco los datos nomás para desmontar las mentiras progres.

Progres mienten al hablar de “miles” de mujeres muertas cada año por abortos clandestinos. Según las Gacetas de muertes maternas evitables del ministerio [V.], el año 2019 hubo sólo 5 muertes causadas por aborto, de un total de 103 muertes maternas:

Es así: NO existen “miles de mujeres que mueren” abortando, fueron sólo 5, de las cuales ¿2?, ¿3? habrán sido abortos espontáneos, así que serían 2 o 3 muertes maternas por abortos inducidos.

Cada muerte humana es una tragedia (salvo la de las niñas no nacidas, a ellas los progres no les tienen lástima alguna). No queremos minimizar aquí el sufrimiento de una madre que muere y el de su familia; sólo llamar la atención de que los progres mienten siempre.

Afortunadamente las muertes maternas son pocas, y las muertes por aborto, mucho menores. No es sino la quinta o sexta causa de muerte materna, responsable de menos del 3% de muertes maternas.

Los propios híper-progres de revista PlanV recogen ese dato: «En 2020 también hubo una cifra récord de muertes por abortos: 10 en total. En años anteriores oficialmente se han llegado a registrar entre 5 y 6». [V.] Fruto de la estúpida idea de privar de atención de salud a todo el mundo para concentrarse en el virus chino.

7. El aborto tampoco es un problema de muerte femenino en general. Con datos de 2018, según datos de defunciones del INEC, hubo 18 mujeres fallecidas por embarazo terminado en aborto, de los cuales ¿quizá la mitad? hayan sido inducidos, no espontáneos.

¿En qué puesto está entonces el aborto entre las causas de muerte de mujeres? En el puesto 67, cerca del final de la lista de causas de muertes femeninas.

Es decir, hay 66 causas más de muertes maternas, y sólo 13 patologías causan menos muertes que el aborto por cualquier causa; aún menos si tomásemos sólo los inducidos.

En números fríos, el aborto inducido en Ecuador es responsable del algo así como el 0,03% de muertes femeninas cada año. Sí, ¡3 centésimas de un 1%!

Insisto para los mensos con poca comprensión lectora: cada muerte es una tragedia (menos la de las niñas en el vientre materno para los progres); lo que nos proponemos aquí es desnudar las mentiras de los progres, para tratar de entender por qué mienten.

Entonces hemos concluido que, visto en cifras, el aborto inducido no es un problema de salud pública, pues más del 97% de muertes maternas se debe a otras causas, y está muy al final de la lista de otras causas de muerte femenina/materna, que sin embargo no son objeto de activismo feminista.

¿Por qué será? Lo veremos más adelante.

8. No hay mujeres presas por abortar. Es el “dirty secret” de las feministas: si bien hay procesos judiciales por aborto inducido, ni las propias activistas feministas pueden demostrar que hay mujeres presas por haber abortado. Si hubieran, hace rato nos hubieran puesto sus casos en primera plana.

Por eso citarán con frecuencia datos de mujeres procesadas por abortar, que no es lo mismo; médicos cumplen con su labor de especificar la causa de muerte, la institución probablemente denuncie a la fiscalía, que la incluirá en sus estadísticas; pero de ahí hasta que la mujer que abortó entre a prisión, hay un largo trecho que no se recorre, pues no hay mujeres presas por abortar, como vimos.

Los médicos, policías y fiscales con conciencia moral —a quienes, como la mayoría del pueblo, les repugna el aborto inducido— no me cabe duda que expresan su reproche a las mujeres que abortan con las que entran en contacto, y les recuerdan que el tipo penal pende de su cabeza como espada de Damocles.

¿Discutible proceder? ¿Reprochable? Sólo para quien NO valora la vida de la niña no nacida; me parece una razonable sanción social —no penal ni violenta— para quien ha cometido un acto execrable que a la sociedad repugna: matar a su propia hija.

9. El aborto, inducido o no, tiene mortalidad similar, o menor, a un embarazo llevado a término. Este es otro dato que la mayoría ignora por la falaz propaganda feminista: ¿miles de mujeres muriendo desangradas por abortar? Simplemente la realidad no es así.

En 2019 según INEC hubo 285.827 bebés nacidos vivos; lógicamente no es fácil saber el número de abortos inducidos si son clandestinos, pero usando los datos disponibles [V.] ocurren unos 43.000 abortos al año; de los que —estiman los autores— el 85% es inducido, y si como vimos, fallecen unas 18 mujeres al año en medio de aborto (incluyendo los espontáneos), estamos hablando de una mortalidad de menos del 0,04%; cifra muy similar a la mortalidad de 0,036% de embarazos llevados a término.

Por lo que concluimos que, ilegal y todo, el aborto no es particularmente más peligroso que un embarazo llevado a término; y que siendo un procedimiento, digamos, notablemente invasivo, tiene un riesgo inherente que conlleva mortalidad, que en todo caso es similar, o incluso menor (descontando los espontáneos), al de un embarazo llevado a término.

10. El abortero niega la humanidad de la hija. El progre fácilmente aceptará la evidencia de que, en efecto, la niña en el vientre de la madre, está viva; pero le niega la condición de “persona”; le niega la condición de “ser humano” a la hija en el vientre.

Esto es fácil de rebatir, pues todo ser vivo pertenece a una especie, y la hija en el vientre no es la excepción: pertenece a la especie humana, es un ser humano. Es en este momento que el progre irá al terreno de la “personalidad”.

Siendo el concepto de “persona” filosófico, difícilmente se podrá llegar a un acuerdo; no es un concepto médico; los manuales de medicina no se refieren a él, pues no es un concepto verificable empíricamente.

El progre probablemente tratará de confundir, empleando el concepto jurídico de persona, que básicamente se refiere al momento en que se puede ser sujeto de derechos; obviamente esa definición cambiará un poco según los países, pero en general se identifica con “individuos de la especie humana” sin importar edad; para ciertos casos peculiares (por ejemplo, cuando mueren varios familiares en accidente, y hay que decidir el orden de herencia) la ley ordena “hacer como, suponer” que ciertas personas (la niña no nacida) “no existió” para efectos meramente sucesorios; la ley civil no pone en duda la existencia filosófica de esa persona, como querrá sugerir un progre.

11. El abortero es feminazi. Sé que es una palabra malsonante; pero en el contexto en que surgió es válida: popularizado por el radio host Rush Limbaugh para referirse a feministas que negaban condición humana de la niña no nacida, así como los nazis negaban la condición humana de los judíos.

En ese contexto concreto sugiero su empleo; no para lanzarla a la primera de cambio a cualquier proponente de despenalización, sino sólo en cuanto niegan la condición humana de la niña no nacida.

Un ejemplo de lo cual es un artículo de María Fernanda Ampuero [V.], escritora talentosa, pero que niega incluso a personas vivas, ¡el derecho a existir!: «han nacido 113 bebés que no tenían que haber nacido», dice; «No todas las criaturas son una bendición, no. Hay algunas que son una condena».  Considerar a seres humanos entre los más vulnerables como «una condena», es deshumanizarlos, dar expediente a su maltrato y muerte.  Más abajo analizaremos algo más de este artículo.

12. El aborto es “el santísimo sacramento progre”. En serio, es la línea a defender a ultranza. Curioso que “lo más sagrado” para una ideología, sea matar a la hija en el vientre, ¿no cree?

Si el santísimo sacramento cristiano es el sacrificio libre del hijo de Dios por pagar nuestros pecados, no deja de tener cierto tono diabólico que el “santísimo sacramento” progre sea el filicidio de una hija inocente.

13. “Donde hay adoración animal, hay sacrificios humanos. Es una verdad simbólica y literal, en la experiencia histórica humana». Esta frase de Chesterton es muy sugerente: hoy en países avanzados los huevos de ciertas aves y tortugas en riesgo de extinción —¡y hasta las mascotas!— tienen más protección legal que la hija en el vientre de la madre.

¿No es un claro ejemplo de inversión de valores? Adoramos las mascotas, pero despreciamos la vida humana. Todo el activismo de izquierda es animalista y feminista, pero desprecia la vida de la niña no nacida.

14. ¿Cómo se explica la insistencia de la izquierda en el aborto? Hasta revisar en detalle los textos de autores zurdos al respecto, se me antojan un par de hipótesis.

La primera, que es como un “rito de paso” para los aspirantes a militantes de izquierda: así como las pandillas exigen a sus aspirantes cometer un homicidio, para hacer estallar en pedazos la natural reticencia de todo ser humano (que no sea psicópata) a tomar una vida, y para que no haya “vuelta atrás” (para la “sociedad buena” serás un asesino fugitivo, y no podrás volver a ella; tu única “familia” será la pandilla que te acoge luego de haber asesinado); de la misma manera el activismo feminista de izquierda exige el apoyo al aborto para romper todo escrúpulo en la mujer, a quien dicho acto repugna naturalmente, y para reforzar la adhesión al movimiento feminista de izquierda radical, que se distingue claramente del resto de la sociedad “burguesa”, a quien repugna ese acto.

Si logran que mujeres activistas lleguen a tomar la vida del ser más inofensivo e inocente —¡la propia hija!— pueden esperar todo de ellas; serán soldados perfectas, sin escrúpulos.

La segunda, es que la izquierda no cree que la vida humana es sagrada. La sacralidad de toda vida humana es una creencia propia del occidente de raigambre cristiano; no existe fuera de ella, en todas las demás civilizaciones, might makes right, incluso llegando —como el gobierno comunista chino— a abiertamente negar la doctrina de DDHH como algo inexistente en su cultura.

Siendo la izquierda en general más o menos atea/descreída, no tienen por qué creer tampoco en la sacralidad de la vida; como decía Nietzsche de los políticos en general, para la izquierda «eres un instrumento, o un enemigo. No saben qué es una persona».

Entonces, negada la trascendencia en la experiencia humana, la izquierda no cree tampoco que el ser humano tenga naturaleza; cree que el ser humano es moldeable, cree que puede lograr cualquier cosa con la educación precisa, o con violencia.

Por supuesto que se engañan, como la experiencia de los infiernos creados por la izquierda nos muestran; el ser humano tiene, a pesar de toda la violencia que pueda sufrir, una naturaleza inviolable, irrompible. El hombre busca libertad, busca descubrir, busca mejorar, busca acumular, busca emprender, busca tantas cosas…

Lo sabemos porque han intentado precisamente violar y romper dicha naturaleza innumerables veces, sin conseguirlo, pero el hombre siempre busca escapatoria. Mas seguirán intentando romper dicha naturaleza, sin duda.

Curiosamente, como expuse en mi ensayo anterior Los DDHH no existen, creo que la vida humana es sagrada, pero esa creencia es un “constructo social” moderno, de raigambre exclusivamente cristiana (es conocido el desprecio de algunos judíos hacia los goyim); ¿qué vida sagrada estamos hablando mientras había genocidios entre las distintas especies de homínidos? ¿Cuán sagrada era la vida en los reinos de antaño, que vivían de la rapiña y pasar a cuchillo a los hombres y niños, y esclavizar a mujeres? ¿Qué vida sagrada la de las víctimas de los implacables ejércitos de Mahoma, de Atila? ¿Qué sagrada la vida de las víctimas de hambrunas causadas intencionalmente por Stalin y Mao?

Considerar sagrada la vida es un lujo que podemos darnos hoy, en la fase más próspera, pacífica y avanzada de la humanidad, donde reconocemos las perniciosas ideas asesinas y las combatimos, sin darles cuartel.

14 bis. El “derecho a la vida” es, por lo menos, un constructo social. Ya está, lo dije: para quien no cree en la trascendencia de la vida humana, que “el ser humano tiene derecho a la vida” por lo menos es un constructo social: una idea “inventada, construida” que damos por cierta y accedemos a comportarnos como si lo fuera. Quien lo niega, es porque su intención es causar la muerte de individuos de la especie humana.

Siempre en la historia de la humanidad se ha tratado de matar al no nacido; el infanticidio también ha sido común en diversas civilizaciones, no se diga el tan frecuente genocidio.

Fuera de una visión religiosa/trascendente de la existencia humana, por lo menos el avance económico y estético de la humanidad permite horrorizarse —o por lo menos fruncir el ceño— ante el hecho de causarle la muerte al prójimo, algo lamentablemente tan común en la historia de la humanidad; de ahí que respetar la vida será signo de, por lo menos, una ética o estética más avanzada.

15. La humanidad del futuro se horrorizará de nuestra permisividad con el aborto. Por lo indicado en el punto anterior: como la esclavitud; fue una realidad durante gran parte de la historia de la humanidad, sin necesidad de débiles justificaciones ideológicas, porque se sostenía por el poder; hasta que el progreso económico y de conciencia volvieron posible abandonarla…

…asimismo, a lo largo de la historia de la humanidad las mujeres han intentado abortar; siempre ha causado más o menos horror y disgusto, y aquí y allá surgían débiles voces en defensa del no nacido; con el surgir de la iglesia surge por primera vez la defensa firme y consistente del no nacido —independientemente de que traiga o no adhesiones— y ha tomado dos milenios para que vaya calando en las conciencias.

Así como hoy en día nos escandalizan las defensas ideológicas de la esclavitud (que por cierto, son las mismas que usan los defensores de existencia del estado), en el futuro probablemente humanos más evolucionados se escandalizarán de la actitud relajada respecto al aborto en muchas sociedades nuestras.

16. El cristianismo se opone al aborto…, éticamente. La biblia NO condena el aborto, ni siquiera se refiere a él; pero sólo con el aparecer del cristianismo surge una defensa consistente y firme de la vida de la niña no nacida.

Es, por tanto, una postura ética, no religiosa; la biblia y tradición cristianas contienen muchos preceptos éticos, de los cuales depende la salvación. NO hay que matar; no porque “no tenga nada de malo, es capricho de Cristo nomás que lo prohibió”, sino porque no es ético matar, por eso no hay que hacerlo.

Para el cristiano, NO matar tiene una dimensión trascendente; pero matar SIGUE siendo una cuestión ética, tanto para el cristiano, como para el pagano; así como surgían voces contra la esclavitud entre los antiguos, también hay tímidos testimonios en contra del aborto entre los paganos.

El cristianismo toma esa obligación ética, y la vuelve tajante. Las sociedades siguen esclavizando; siguen matando; siguen abortando, pero el precepto ético empieza a ser predicado consistente y regularmente por el cristianismo.

Dicho todo lo cual, …

17. El abortista prefiere discutir con el sacerdote, no con el científico, por dos razones: la primera, porque SABE que la ciencia médica le dirá que el embrión y el feto están vivos, y son miembros de la especie humana, cómo no (si ha de ser considerado persona o no, digno de protección o no, ya es cuestión filosófica y legal, no médica, como vimos).

Pero también porque el abortista sabe que los cristianos son el único bastión eficaz en contra del avance del socialismo pagano; el humanista burgués blasé no es un freno eficaz; legislaturas más pendientes de su popularidad entre grupos de presión que de los principios que dicen defender, tampoco.

El progre sabe que sólo las iglesias cristianas son el único adversario formidable capaz de ponerle un freno, por eso dirige toda su artillería contra la iglesia.

Siéntanse los cristianos orgullosos de ser el último bastión de la trascendencia y sacralidad de la vida humana; si los atacan, es porque los consideran adversarios eficaces. NO por enfrentar ideas religiosas a una sociedad descreída o laica, sino por proponer una ética exigente y de alto nivel a un mundo que prefiere complicidad en sus abominaciones.

(Valga mencionar que los países musulmanes también suelen ser opuestos al aborto. Los progres aún no se les enfrentan, porque esperan que el choque de civilizaciones ayude a destruir la cristiana; luego de ello se enfrentarán a la creencia musulmana, supongo. “Instrumentos, o enemigos”, como vimos; por ahora los progres consideran “instrumentos” a los musulmanes. ¿Ellos los considerarán otro tanto? Ambos consideran “tonto útil” al otro.)

18. Otro insumo estéticamente desagradable para el debate: sí, se trafica con partes de fetos abortados, incluso ahí andaban los "cucos" Isaías [V.], así que hay interés económico en que haya abortos de dónde "cosechar".

Recordemos que si el activismo es la fuente de ingresos del activista, el activista tiene un interés económico en que no se resuelva el problema; en este caso, si los abortos son fuente de “mercadería”, lógicamente tienen un interés económico en que las madres sigan matando a sus hijas. Negocio macabro por donde se lo vea.

19. Otro insumo estéticamente desagradable: orígenes abiertamente racistas de aborto en EEUU, donde relativamente más niñas negras son abortadas que blancas, y que en India y China más niñas son abortadas por el sólo hecho de ser niñas.

Búsquese sobre los orígenes abiertamente racistas de Planned Parenthood, y las metas abiertamente eugenésicas de su fundadora Margaret Sanger —idea popular en la época, hay que ser justos—. Asimismo entre 23 [V.] y 117 millones de niñas [V.] no nacen por abortos en razón del sexo del feto, lo cual es una ironía para un movimiento que dice defender a las mujeres.

20. Más argumentos æsthetic pa’l debate du jour: uso eugenésico del aborto en países nórdicos, donde ya no nace ninguna niña con síndrome de down o defectos físicos… las matan nomás [V.]. Valga mencionar que los tests no son 100% fiables, con la preocupante probabilidad de falsos positivos (y negativos). La eugenesia no deja de erizar los vellos de la sensibilidad actual, pero ahí está sin embargo.

21. Repugnancia futura: En el futuro probablemente verán al aborto, el “santísimo sacramento progre”, como vemos hoy la esclavitud: con horror y vergüenza ajena, y desconcierto por considerar sagrado algo tan horroroso.

Quizá sí, quizá no; pero las condiciones económicas abren ignotos campos de capacidad humana; ocurrió con el trabajo infantil, ocurrió con la esclavitud, ocurrirá probablemente con el estado y con el aborto.

22. El derecho a la vida NO puede ser de “pies secos, pies mojados”. Se recuerda la política migratoria de la época de Obama, donde si un balsero cubano lograba pisar la playa en EEUU (“pies secos”), tenía la oportunidad de ser admitido como refugiado; pero si era interceptado en el mar (“pies mojados”), era inmediatamente deportado a Cuba.

Asimismo el “derecho a la vida” de las mujeres para las aborteras: si una niña ya nació, ok, lo tiene; pero si aún está en el vientre de la madre, no lo tiene, y matarla sería “un derecho”, pues ni siquiera la consideran humana.

Por supuesto que la condición humana —y consecuentemente el derecho a la vida— lo tienen los miembros de la especie humana, o no; no puede depender de algo accidental como de una etapa del desarrollo, como el derecho a escapar de una dictadura (y la pena consecuente en las abominables mazmorras cubanas por haber emigrado ilegalmente) no debería depender de algo tan accidental y aleatorio como haber logrado pisar arena.

23. El aborto es caballo de Troya de la izquierda. No es ningún secreto, lo admiten ellos mismos públicamente (V. p.ej.); asimismo la ideología de género, que se basa precisamente en la antes mencionada creencia de la izquierda en la inexistencia de una naturaleza humana; incluso el animalismo y otras causas como la apertura a la inmigración islámica; todas ellas tienen como objetivo destruir, o por lo menos debilitar, la civilización occidental.


ACTUALIZACIÓN A JULIO 2023:

24. El triage no niega condición humana, ni derecho a la vida.  Con frecuencia aborteros proponen una “situación límite”: «imagina que hay un edificio en llamas.  En un cuarto hay un bebé, y en otro una bandeja con muchos óvulos fecundados.  Sólo puedes salvar a uno…  Salvarías al bebé, ¿verdad?  ¡Eso evidencia que no consideras humanos a los óvulos fecundados!».

Eso fácilmente se refuta con el triage que hacen hospitales de campaña.  Imaginemos que en una guerra empiezan a llegar y llegar soldados y civiles heridos a nuestro improvisado hospital de campaña.  No tenemos recursos para atenderlos a todos.  ¿Qué hacer?  ¿Concentrarse en los más “salvables”?  ¿Mujeres y niños primero, o jóvenes que pueden aún sostener el combate?  Los ancianos probablemente no sean prioridad.  Los que no reciben atención lamentablemente se dejan morir, incluso a veces en medio de atroces dolores.  ¡Y siguen llegando más heridos!

Situación horrible, sí, la guerra es una abominación.  Pero el médico o enfermera que haga triage ―y literalmente decida sobre la vida y muerte de gente inocente― no está negando la condición humana de los dolientes que han de resignarse a morir; simplemente se están asignando recursos muy escasos.

Asimismo quien elige el bebé sobre los óvulos fecundados, probablemente también elija al bebé frente a un anciano de 99 años que ya tuvo buena vida; eso no significa que “no considere humano al anciano”.  Las situaciones límite dan para interesantes experimentos intelectuales, pero no se debe extraer frívolamente preceptos generales de conducta de ellas.


25. El feminismo abortero perpetra terrorismo intelectual.  En la definición de Sévillia [V.], terrorismo intelectual consiste en «demonizar al adversario, asignarle la figura de El Mal … El principio del terrorismo intelectual es delegitimar al adversario político, privándole del derecho a hablar y atribuyéndole todo tipo de etiquetas».

Un artículo de la indudablemente talentosa María Fernanda Ampuero [V.] ―su libro de cuentos “Pelea de gallos” no tiene desperdicio― se nutre de profundas venas de odio para caer, no ya en un simple ad hominem, sino en terrorismo ideológico: es incapaz de reconocer en su adversario ninguna razón; sólo ve en él perversidad pura.  

«Pienso que hoy, este día, han nacido 113 bebés que no tenían que haber nacido», dice.  No sólo demoniza a quienes interpelan sus ideas, ¡sino que niega derecho a la vida a bebés!  Decir que algunos seres humanos no deberían existir ―especialmente si son los más vulnerables― debería producir una reacción visceral de rechazo en cualquiera que tenga alguna conciencia moral.

«No todas las criaturas son una bendición, no. Hay algunas que son una condena», continúa.  Su demonización de los más inocentes, considerar “condena” a los seres más vulnerables, es deshumanización pura, preámbulo de violencia homicida.  Sí, homicida, pues no sólo habla de bebés, sino de «recién nacidos», «criaturas», «criaturitas» que “no deberían haber nacido y son una condena”.  Algunas vidas humanas le valen muy poco, evidentemente.

En niguna parte de su artículo se refiere positivamente al hecho del embarazo; por ahí tenemos una idea de su concepción de la feminidad.  No oculta su odio a esa parte de sí misma.  El odio no conoce fronteras; no es difícil hallar que quien alberga odio hacia otros, a menudo se odia también a sí mismo, maldice su condición.

«Dios no manda hijos. El espermatozoide fecunda el óvulo. Ciencia mata religión. Quitémosle lo sagrado a un hecho absolutamente biológico», continúa.  Sí, pero recordemos que no sólo habla de fetos, sino también de bebés; la sacralidad de la vida es, como hemos dicho, creencia peculiar al cristianismo; lo común en la historia humana es el desprecio a la vida ajena.  Desacralizar la vida es el preámbulo a la violencia genocida, tristemente común en la historia humana.

«Hoy, mientras escribo y hoy, mientras usted lee, cinco niñas chiquitas (entre 10 y 15) están haciendo algo contranatura: sacar de sus pequeñísimos cuerpos un bebé que, digan lo que digan, no han deseado. A esa edad no se puede decidir ser madre o no», continúa.  Tiene razón a la luz de la nuestro mundo contemporáneo, mas contradice la experiencia de la ruralidad, rusticidad y marginalidad, donde lo usual solía ser que las jóvenes poco después de la pubertad “se hagan de marido/compromiso” y se embaracen.  Así, desde que el mundo es mundo; el “outlier” es la costumbre contemporánea de aplazar el embarazo.

Sí: por mil razones es preferible que lo aplacen.  Pero quiero fijarme en que la misma izquierda que reconoce a los adolescentes “derecho a ejercer su sexualidad” libremente e incluso a modificar su cuerpo irreversiblemente si se consideran trans, les niega derecho a concebir, consecuencia natural de ejercer la sexualidad.

Espinosísimo asunto el de embarazos tan jóvenes.  Puede servir al polemista plantear que, si por alguna razón u otra, no se toma la decisión del aborto de una niña de 12 enseguida, y se aplaza hasta los 7, 8 meses, cuando el bebé ya podría vivir independientemente de la madre: ¿insistirían en matarlo, en que salga muerto?  Porque de salir, va a salir pronto, probablemente por cesárea adelantada (seguro un parto vaginal no sería recomendable tan joven); insistir en que salga muerto, evidencia las macabras tendencias abortistas.

Literalmente les niega a las jóvenes la voz sobre sus propios asuntos; para ella, el aborto es una obligación, no importa lo que opinen al respecto.  Confunde arteramente el concepto de statutory rape (según legislaciones, sexo con menor de 14) con violación propiamente dicha (con violencia); prácticamente el aborto es para ella una obligación, y la madre adolescente no ha de tener voz alguna sobre el asunto.  He ahí nuevamente el terrorismo intelectual, aplicado no sólo a sus adversarios intelectuales, ¡sino a aquellos en cuyo nombre pretende hablar, privándoles de voz!

«¿Será que saben que el llanto de un bebé apaga cualquier ambición profesional?» dicho así, sin calificativos, nos deja clara su narcisista cosmovisión, bastante común hoy en día.  Pero no podemos dejar de condenar que, si bastante malo es ya usar a otros como herramienta para lograr mis fines, también lo es considerar a los más vulnerables como un obstáculo para mis metas económicas, y abogar por su eliminación física.  Es ponerme a mí mismo como dueño y señor de vidas ajenas; ¡inaceptable!


26. Más sobre humanización/ deshumanización estética.  Un corto hilo de tuits [V.] es muy sugerente sobre cómo ven los zurdos esta cuestión.  La autora, bióloga y atea, dice: «Soy bióloga. Los biólogos hemos hecho ratones fluorescentes. Hemos creado moscas con ojos en las patas. Se me ocurren millones de perrerías que se pueden hacer con embriones humanos. Más nos vale seguir considerando que tienen calidad de humanidad, porque ahora mismo no solo nos estamos enfrentando a los antiabortistas, nos estamos viendo enfrentando al transhumanismo y a la mercantilización completa del ser humano. Las cirugías mengele nos pueden acabar pareciendo un capítulo de mi pequeño pony».

Admite más adelante que hay dos vidas —innegablemente desde un punto de vista biológico— y adhiere al concepto jurídico de persona jurídica con derecho a la vida, y al feto de 6 meses en adelante le admite protección legal.  Pero en lo que quería fijarme, era en lo que pone a continuación.

Una le comenta: «Para mí están al mismo nivel los q pretenden q se escuche el latido antes de abortar y los q se niegan a cuestionarse si un feto de 22 semanas es o no tu hij@. Y a la vez los envidio a todos por tenerlo todo tan claro», y ella responde [V.]: «Precisamente lo del latido es súpercoercitivo, igual que una ecografía a las 12 semanas, mucho más que una ecografía a las 20 semanas porque se humaniza irremediablemente».

No sólo revela que se niegan a reconocerle humanidad a un individuo vivo de la especie humana; sino que también lo ven como algo negativo, “irremediablemente”.

Así la condición humana sería algo “de quita y pon” para los zurdos; parafraseando el refrán zurdo: “para mis amigos todo; para mis enemigos, la ley”, los zurdos aborteros hoy dicen: “para mis amigos, la humanidad; mis adversarios no son humanos”.  No deja de ser algo terrorífico que tus enemigos no te consideren siquiera humano.  Terrorismo intelectual, que vimos antes.

Siendo en general bastante ecuánime en sus posturas, en un par de ocasiones en el mismo hilo se niega a ceder en posturas abortistas porque deshumanizaría a las mujeres que abortan, supongo porque las privaría de un derecho.  Algunos le muestran la disonancia de considerar “deshumanizar” por privar a alguien de un (discutible) derecho, mientras que tolera deshumanizar para privar de la vida a las más débiles, derecho primigenio si los hay.

Siendo ella de izquierda más liberal, las discusiones que tiene con la izquierda más radical muestra la espinosa naturaleza de esta cuestión: demasiados moving parts, demasiados ángulos y egos en juego, y la práctica imposibilidad de llevarla en términos racionales.  Es una guerra de trincheras, impredecible, porosa, con muchas aporías, de difícil avance, de imposible triunfo…, pero aun así hay que librarla.


27. La paternidad, ¿también ha de poder ser deseada…?  “La maternidad será deseada, o no será” es el lema repetido.  Siguiendo nuestra argumentación estética, ¿la paternidad también ha de poder ser deseada, o repudiada basados nomás en el capricho personal?

Pues si la mujer puede matar a su hija en el vientre si no la desea, ¿puede el hombre decir: “me niego a ser padre y asumir las consecuencias de ello”?, sabiendo que ya desde el embarazo se pueden pedir alimentos a quien se reputa padre.  Sería monstruoso que el padre pudiera ordenar matar a su hija en el vientre de la madre, por no desearla; mucho menos cruento es negarse a asumir la paternidad y sus consecuencias económico-jurídicas…  ¿El feminismo con su pretendida meta de igualdad, reconocerá ese “derecho” a los varones irresponsables?  Lo dudo en el feminismo “embudo”: ancho para las mujeres, angosto para los varones.  

Por la misma razón se oponen a la coparentalidad: en vez del padre pasar alimentos a la madre, que se dividan su cuidado.  Vengo diciendo desde hace años que los alimentos que se pagan al hijo, por magros que sean, también desempeñan la función de “alimony” que existe en EEUU: compensación que paga el varó el varón a la mujer divorciada.  Véase siempre hacia dónde fluye el dinero, y cuán intransigentemente se opondrán a la interrupción de esos flujos, para poder determinar el verdadero activismo detrás de una causa.



Martin Hudáček, Memorial of Unborn Children II.