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Artículo que escribí para un familiar de izquierda.
«Los banqueros son unos ladrones, que viven lujosamente a costa del trabajo ajeno por las altas tasas de interés que cobran»
Su odio irracional a los banqueros parte del desconocimiento de cómo funciona el negocio de la banca. No desespere, aquí estoy para ayudarle.
He puesto algunas bonitas banqueras para amenizar la lectura y no se imagine a un viejo feo como Lasso cada vez que piense en “banquero” jeje.
Imaginemos que Ud. tiene ahorrados $2.000 y quiere prestárselos a los pobres. Fiel a su generoso corazón socialista, Ud. no va a cobrar interés.
Ud. va a hacer pequeños préstamos de $100, pagaderos a tres meses, a los proletarios que ganan el sueldo básico.
Ya de entrada Ud. se dará cuenta que alrededor del 5% de los microcréditos caen en mora y se vuelven incobrables (esto en épocas normales; en recesión, la mora sube fácilmente al 12% o más).
Ud. como buen estatista es “inclusivo y solidario”, pero no es ingenuo, Ud. no quiere perder su plata; así que deberá empezar a cobrar 5% de interés, sólo para no perder dinero.
Luego de unos meses Ud.se percatará que la inflación cada vez reduce el poder adquisitivo de su dinero; por lo que Ud. empezará a cobrar un adicional 3% anual, pensando no en Ud. por supuesto, sino en sus clientes, para que esos préstamos mantengan su poder adquisitivo. Llevamos 8% de interés anual, sólo para no perder dinero.
¡Pero espere! Nos olvidamos de la velocidad del dinero. Haciendo préstamos a 3 meses, Ud. presta su capital 3 veces al año; es decir, la tasa del 5% de mora, que Ud. cobra como interés para no perder dinero, debe ser trimestral, pues Ud. corre el riesgo cada tres meses. Así, en realidad Ud. deberá cobrar 5% x 4 trimestres = 20% anual, más 3% de inflación = 23% anual, sólo para no perder dinero.
Ahora, añádale un 1% anual de seguro de desgravamen, para no perder dinero por si acaso algún deudor muere: 24% anual. Sólo para no perder dinero. Aún no hablamos de ninguna utilidad.
¿Empieza a ver que el negocio de la banca “nues pues cuestión nomás de sentarse a ver cómo me llueve la plata”? Hay riesgos inherentes al giro de negocios, como cualquier negocio. Nues nomás “de esperar sentado inmoralmente sin trabajar”.
Supongamos que su “generosidad socialista” conmueve a un nuevo rico robolucionario, que decide darle $100.000 (dinero de bolsillo para el “honesto” robolucionario). Él no le cobrará interés; sólo le pide que no pierda el dinero.
Empieza a llegar mucha gente por préstamos. Ud. decide alquilar un pequeño local, equiparlo; contratar una secretaria, una cajera, un guardia de seguridad. En el local fácilmente gastará $1.500 al mes (incluyendo servicios y depreciación de activos fijos), y en sueldos otros $1.500 al mes = $3.000 al mes sólo para tener abierto su pequeño “banco socialista inclusivo y solidario”.
Son $ 36.000 al año. ¿Qué tasa de interés debe generar los $100.000 que le prestaron para que Ud. pueda cubrir sus gasto fijos anuales? 36%, evidentemente. Sólo para gastos fijos.
A eso súmele el 24% anual que mencionábamos antes, sólo para no perder dinero, estamos hablando de una tasa anual de 50%. Sólo para cubrir gastos fijos y mantener el capital, sin ganancia alguna.
Añádale más puntos a la tasa de interés si quiere poner publicidad, costos de recuperación de cartera, comisión de vendedores/colocadores de fondos, etc. Tranquilamente eso puede llegar a un 10% más.
¿Qué tal? ¿Le parece mucho 50%? Tome en cuenta que menos de eso, es regalar la plata. Ud. lógicamente no querrá regalar su plata; peor aún si fuera plata pública en un banco estatal, es delito; si fuera regalar plata ajena, también sería fraude.
Si Ud. lo viera como negocio, añádale por lo menos 10% más a la tasa de interés, pues ¿para qué meterse en tanto lío, si puede nomás meter la plata en una póliza y recibir 5%? Si Ud. va a tomarse todo el trabajo de montar un banco/cooperativa, por lo menos Ud. espera ganar más que un depósito a plazo, ¿verdad?
Ya estamos hablando de una tasa de interés del 60-70% aproximadamente. De lo cual su ganancia sólo es de un 10% aprox. (rentabilidad promedio de un banco en Ecuador) El resto se va en gastos operativos propios del negocio; la menor parte es utilidad.
Digamos que el nuevo rico robolucionario es generoso y no le da cien mil, sino un millón para que preste. Los números cambian: costos fijos son sólo casi 4% del capital, así que Ud. podría estar cobrando un 28% anual… ¡Que es la tasa de microcrédito aprobada por la revolución ciudadana!
¿Se da cuenta que esa tasa de rentabilidad está plenamente justificada por el giro natural del negocio?
Lógicamente los números cambian según el capital que tenga el banco (más capital le permite “diluir” más los costos fijos), el segmento de crédito que predomine (crédito corporativo e hipotecario son menos riesgosos), cuántas inversiones atraiga (permitiéndole incrementar la rentabilidad de su capital), etc.
Pero el ejemplo es bastante claro. Los banqueros caminan en una cuerda floja constante, entre las tasas de mora, la inflación, los costos fijos y el interés que pagan por los depósitos a plazo; la tasa de interés que cobran está plenamente justificada.
Si Ud. no lo cree así, lo desafío a prestar plata en sus propios términos “inclusivos y solidarios”. Pero probablemente termine regalando su dinero. Las tasas de interés existen a esos niveles por algo.
Como leí hoy, “antes de derribar un muro, asegúrate de entender por qué se construyó ese muro en primer lugar”. Antes de atacar la tasa de interés, analice con detenimiento por qué está a ese nivel. Es porque nadie quiere regalar su plata.
Por último: recuerde que, dejando de lado los préstamos familiares o de amigos, la alternativa al banquero es el chulquero. Un banquero podrá ser tan antipático como Ud. quiera, pero si Ud. no le paga, lo máximo que hará es vender su deuda a una empresa de cobranzas (que empezarán a llamarlo día y noche peor que amante despechado) y registrarlo en la central de riesgos. Pero el chulquero puede mandarte a matar si no le pagas.
Los ignorantes se alegran cuando un “gobierno fuerte” “pone en vereda a los banqueros avariciosos”, poniéndoles límites artificiales a las tasas de interés. En realidad, están obligando a los bancos a abandonar el mercado de pequeños deudores, que ya no será rentable; y esos pequeños deudores se verán obligados a acudir al chulco, que les cobrará intereses estratosféricos y podría incluso atentar contra la vida o integridad personal de quienes no puedan pagarles.
Por supuesto eso no es nada de qué alegrarse. ¡No seamos “atrasapueblos”! Analicemos bien las consecuencias económicas de las propuestas que apoyamos. Las consecuencias no deseadas pueden ser graves.
Para más información, incluyendo datos y ejemplos, puede consultarse The Economic Illiteracy of a 36 Percent Interest Rate Cap, publicado en fee.org
ACTUALIZACIÓN A DICIEMBRE 2022: Parece mentira, ya seis años de este artículo, ¡y hallamos datos concretos de cuánto cuesta sostener un banco!
Gracias a la “Memoria de sostenibilidad 2021” [V.] del Banco Pichincha ―el más grande del país al momento―, podemos hacernos una idea de la verdadera dimensión del negocio bancario y sus costos asociados.
Si dividimos los costos operativos de $642 millones (p. 25) para el número de agencias, 207 (p. 21), obtenemos que tener una agencia bancaria abierta en promedio cuesta $3 millones al año, es decir, ¡$ 258k al mes!, mucho más de los “tres mil” que había calculado. 86 veces más de hecho, ¡wow!
También gastan $156 millones anuales en 4.889 colaboradores, lo que se traduce en salarios mensuales promedio all-in de $2.659, nada mal.
También encontramos que todo el banco realizó 1’476.080 operaciones de crédito; lo cual viene a ser 594 operaciones de crédito mensuales por agencia, casi 20 al día. Si el banco quiere recuperar tan sólo sus costos de operación con tasa de interés, ¡cada préstamo debería producir $434 en interés para cubrirlos!
Si el lector calculara qué capital se requiere para producir ese interés a la tasa habitual bancaria, encontrará que son varias decenas de miles de dólares.
También vemos que la rentabilidad anual sobre patrimonio oscila entre 4% y 11%. No está mal, pero tampoco es para volverse loco; cifras similares pueden obtenerse en depósitos a plazo fijo en los mismos bancos o cooperativas, sin tantos quebraderos de cabeza de mantener un negocio en marcha; de ahí la importancia de crear un ambiente amigable a los negocios que, si no llega a disuadir el rentismo, por lo menos incentive inversión en negocios que creen empleo.
Sumamente interesante es el hecho que ¡el gobierno lleva más que el propio banco!, considerando que todos los pagos gubernamentales (p. 29) suman $126 millones, y el banco sólo conserva $107… ¿Qué opinarán los socialistas críticos del negocio bancario, si el gobierno gana más con ese negocio “inmoral” que el propio banco?
Listo. La próxima vez que algún zurdo critique los bancos como tales, desafíalo a reunir sus propios ahorros con otros zurdos y poner su propio banco o cooperativa o caja de ahorros (estas últimas casi no requieren trámite alguno ni requisitos) y que demuestre con su dinero que sus ideas no son utópicas… Probablemente una vez más demuestren que no son sino generosos con dinero ajeno.
Adicionalmente podemos recordar la necesidad de liberar la tasa de interés y eliminar prohibición de añadirle sobrecostos, comisiones etc. que dificultan acceso a crédito a los, um, “más piores” pagadores.
Fácilmente se entiende con un ejemplo: ¿qué es más fácil para un banco: prestarle un millón de dólares al 12% anual a una compañía grande, o prestarle mil dólares en microcréditos a mil emprendedores? La gran compañía sólo requerirá que un ejecutivo bancario le dedique unos minutos al mes para asegurarse que todo vaya en orden, mientras que los mil emprendedores ―admitámoslo, de diverso origen social, nivel educativo, perfiles de riesgo etc.― requerirán otros tantos miles de horas-hombre al mes en supervisarlos, gestionando visitas, llamadas telefónicas, etc., asimismo con mayor riesgo de mora.
De ahí la importancia que la tasa de interés pueda reflejar esos costos mayores ―sea a través de tasa solamente, sea a través de costos añadidos― para que todas esas personas puedan permanecer en el sistema financiero formal y no descender al chulco.