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Réplica a los detractores de la marcha “Con mis hijos no te metas”.
Contenido:
1. Ningún dectractor cita a quienes convocaron a la marcha
2. NO todo lo que nos disgusta es “discurso de odio”.
3. La ideología/enfoque de género es eso, ideología
4. Los proponentes de la ideología/enfoque de género labran su propia ineficacia
5. El marxismo fracasó una vez; fracasará de nuevo
★ ★ ★
Digámoslo de entrada: oponerse al uso del enfoque de género, no significa estar a favor de la discriminación/violencia/deshumanización de ningún ser humano.
Simplemente se discute la configuración de políticas públicas, lo cual es prerrogativa de todo ciudadano.
Asimismo: criticar la ideología/enfoque de género NO lo convierte a uno necesariamente en un curuchupa/conservador/neonazi/“literalmente Hitler”.
En mi caso, lo hago desde un anarquismo descreído; casualmente coincidimos con los conservadores/curuchupas en este punto de oposición al enfoque de género marxista, pero no en tantos otros.
Dicho eso, empecemos.
★ ★ ★
El movimiento Con mis hijos no te metas es una asociación más o menos dispersa [1] en torno a la creencia católica/cristiana de la existencia de vida desde la concepción y defensa del matrimonio. Ninguna novedad doctrinaria, evidentemente.
Si bien no parece ser una iniciativa de la iglesia como tal, sino de ciudadanos que no pertenecen a la jerarquía eclesial, por las coincidencias en doctrina han encontrado adherencia de la cúpula.
Desafío al lector a encontrar expresiones de odio o discriminación en los documentos oficiales de la iglesia (que he podido encontrar) que convocan a sus fieles a adherirse a la marcha:
Circular de la arquidiócesis de Guayaquil (sitio web oficial de la arquidiócesis de Guayaquil)
“Carta abierta a las comunidades católicas y evangélicas del Ecuador a las autoridades y ciudadanía en general” (sitio oficial de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana)
Comunicado de prensa: “CRISTIANOS MANABITAS DEFIENDEN LOS VALORES Y DERECHOS DE LA FAMILIA”, sitio oficial de la C.E.E.
Más allá de las opiniones personales de adherentes a la marcha —entre quienes sí se encontrarán expresiones claramente discriminatorias, en tuits, carteles, mensajes, cadenas etc., hechas a título personal—, sus detractores se han esmerado en ignorar la convocatoria oficial.
De hecho, los artículos de opinión más conspicuos que sobre el tema se han compartido [2], ninguno cita textualmente las ideas de los organizadores de la marcha; todos se dedican a expresar sus impresiones subjetivas de sobre qué ha de ser la marcha, y a refutarlas.
Por cierto, eso mismo es la definición de “falacia del hombre de paja”, ¿no?
Insisto: ninguno de los detractores cita, para refutarlas, ideas de los documentos de convocatoria oficial de la iglesia a la marcha. Las expresiones peculiares de extremistas —siempre los hay en toda marcha— no pueden atribuirse a la convocatoria oficial. Ese principio de vida civil de que cada uno responde por sus actos, ¿no?
Veamos unos ejemplos del “discurso de odio” atribuido a los convocantes:
Estas manifestaciones de alegría y paz por la vida y las familias [la marcha y una jornada de oración, N. del A.] son un llamado a todas las familias ecuatorianas sin importar su credo o convicciones sociales y políticas, pequeñas y grandes, a celebrar la vida y la familia.
Todas las familias. ¿Hay exclusión o discriminación allí?
La Iglesia siempre ha estado y estará en contra de todo tipo de violencia, especialmente contra los más débiles y marginados. No queremos violencia en los hogares, no queremos violencia en nuestras calles, no queremos violencia en los quirófanos ni en las farmacias.
Se oponen a todo tipo de violencia. ¿Qué discurso de odio aboga por la no-violencia?
el Estado debe impulsar una sociedad donde la violencia sea combatida en todas sus formas.
¿No que los curuchupas buscan una ley que discrimine y prive de derechos a quienes no se adhieren a sus ideas?
…nos dirigimos a nuestas autoridades y a la ciudadanía en general para hacer un llamado a una convivencia ciudadana en diversidad y en armonía con la naturaleza para alcanzar el bien común de una sociedad que respete, en todas sus dimensiones, la dignidad de las personas y las colectividades.
Caramba, esto podría ser suscrito por cualquier progre. No parece escrito por “fascistas retrógrados conservadores excluyentes discriminadores”.
El objeto de la educación en todos sus niveles … consiste en promover el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, favoreciendo la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos.
En serio, ¿hay alguien que pueda oponerse a eso?
Las camisetas y globos blancos serán unos de los signos que identificarán a las familias; todo esto en un ambiente de paz, armonía y respeto.
El color blanco erizará a los progres, que se imaginarán “blancos supremacistas racistas”; pero paz, armonía y respeto, dice el comunicado de la convocatoria oficial.
“Con estas manifestaciones no buscamos una lucha ideológica, no es una lucha contra las leyes; esto es un problema que va mucho más en profundidad, buscamos ser propositivos”; manifestó el P. Marcelo García, Vicario General y Vicario de Pastoral de la Diócesis de Portoviejo. Cabe recalcar que para este propósito la Iglesia Católica se ha unido a otros grupos religiosos con quienes mantendrá un ciclo de conversaciones permanentes.
¿Proponer ideas, discutirlas? ¡Cuánto fascismo, estos curuchupas! ¡Eso es odio, intolerancia, discriminación!
Por supuesto que los progres no van a estar de acuerdo con las demás ideas expuestas en los manifiestos citados, si no adhieren a las creencias de la iglesia.
Pero de ahí a caracterizarlas como discurso de odio, hay una gran distancia.
O se ignora la posición de quienes organizan la marcha, o hay una autoritaria (fascista) intención de suprimir las ideas que nos desagradan, empleando la violencia estatal. Lo vemos claramente con la reciente demanda presentada por algunos activistas contra los curas y pastores, destinada a prevenir la expresión de supuestas ideas de odio. ¡Los progres quieren prohibir a ciertos ciudadanos hablar, porque “saben” que “sólo van a llamar a la violencia y el odio”!
Común a todas esas críticas es el tonito condescendiente, patronizing, propio de los progres. Mas el sarcasmo, las falacias “hombre de paja” y la “santa ira” no son reemplazo de los argumentos que deberían proponerse.
TODO ciudadano tiene derecho a participar en las discusiones de política pública; incluso los curas/curuchupas/conservadores.
Ejemplo de discurso de odio sería el atribuido al Pastor Rodolfo González, que dijo: «Si encuentran dos mujeres teniendo sexo, maten a las dos. Si encuentran a una mujer teniendo sexo con un animal, mátenla a ella y maten al animal, sea un perro o cualquier otro animal, en el nombre de Jesús». [3]
Ese es claramente un llamado a ejercer la violencia contra otra persona que no está atentando contra mis derechos, ni está rompiendo la ley o cometiendo un crimen. En ese caso, amerita una sanción.
Un llamado a ejercer la violencia, es discurso de odio; ¡no cualquier idea con la que estamos en desacuerdo!
Analizar las ideas de política pública, proponer las propias, oponerse a las que nos desagradan, es derecho de todo ciudadano. Hasta de los curas. Y que sean las mayorías las que decidan; así funciona la democracia, ¿no?
«Pero es que al privar a los LGBTI de matrimonio y adopción se les está negando derechos humanos», replican los progres.
El matrimonio civil es un constructo legal, no veo objeción. La ley puede cambiarse legalmente.
Respecto a la adopción, no hay “derecho” a adoptar; es un beneficio que la ley otorga al niño, no a los adoptantes; y habitualmente se incluyen muchos requisitos y limitantes. Por ejemplo, a los solteros (no sé si la prohibición seguirá existiendo).
Propongan cambios en la ley; den a conocer a sus ideas, convenzan a la mayoría. Hay muchos niños huérfanos que necesitan un hogar. Suerte en el juego democrático, jueguen a ganar.
¿Un consejo? Plantear el debate en términos de mis derechos, no tanto en beneficio de los niños huérfanos, dificulta que logren “vender” la idea. Estoy seguro que una familia moderna es preferible a un orfanato. Pero ¿qué sé yo?
Hace años, en pleno apogeo y hegemonía del correísmo, se incorporó a la constitución la idea del “buen vivir”, peculiar concepción de la vida que, según la descripción de René Ramírez, era:
biosocialismo republicano orientado a construir una biopolis, una sociedad del bioconocimiento, de servicios ecoturísticos comunitarios y de productos agro-ecológicos, ‘liberando tiempo para el ocio creador, para el erotismo, para el arte y la artesanía, para la indagación existencial, para la fiesta y la celebración, para la minga… [4]
Bien por el Sr. Ramírez si se pone esos objetivos en la vida, pero ¿ponerlos en la constitución como objetivos de todos? Aunque en ese momento ganasen elecciones, dudo que el mandato haya incluido que “nos den asignando un proyecto de vida”.
Pero bueno: oponerse a la inclusión del enfoque de género en las leyes, no implica oponerse a los fines que persiguen, por ejemplo reducir la violencia contra las mujeres.
Más abajo afirmaremos que los medios empleados —leyes y violencia estatal— son ineficaces para lograr esos objetivos.
Por ahora, expresiones como: «lo que en verdad les molesta: que las personas LGBTI tengamos derechos» (Silvia Buendía), o que marchan porque «no tienen nada mejor que hacer que joderme» (Pamela Troya), «discriminan … niegan que mujeres y niñas tengan derechos … favorecen que las mujeres estén subordinadas a los hombres … están llenos de odio y miedo a quienes consideran diferentes o más bien inferiores» (Juan Pablo Albán), «La ‘ideología de género’ es un concepto creado por grupos religiosos para desconocer los derechos de mujeres» (El Comercio)…
…, expresiones como ésas muestra que los implacables detractores de la marcha no han hecho el mínimo esfuerzo por conocer las posiciones de quienes convocaron a la marcha, y más bien argumentan desde sus prejuicios.
Común ha sido la negación de la existencia de la ideología de género por parte de la progresía. “Que es un cuco inventado por los curas/conservadores para negar derechos a las mujeres y minorías”, dicen.
Simplemente se denomina como ideología de género a la obra de diversos autores de raigambre marxista, cuando hablan de temas de género.
¿Acaso la obra de esos autores no existe?
Quienes mejor pueden explicarlo son los autores de El Libro Negro de la Nueva Izquierda: Ideología de género o subversión cultural, Agustín Laje y Nicolás Márquez.
Allí el lector encontrará toda clase de citas textuales que llevan a uno a concluir que varios autores han construido un corpus que no puede llamarse científico (pues no lo eran sus autores), sino ideológico.
Los autores se proponen no tanto describir la realidad, sino forzarla a amoldarse a sus preferencias. Para ello proponen todo tipo de acciones a tomar.
Para abrir el apetito del lector, y para mostrar que no estamos frente a una ideología que busca promover derechos ni la igualdad etc., sino una agenda marxista de confrontación y violencia, permítame unas citas textuales. Le dejo de tarea encontrar sus autores en el libro:
métete en el culo todo lo que en él quepa. Y para afuera, en sus caras de heterosexuales consternados: mierda y pedos, lluvias doradas de squirt [eyaculación femenina]. Una carcajada negra que suena diabólica y alegre brota de nuestras tripas promiscuas. (…) No nos identificamos con ustedes, heterosexuales, no nos gustan, los despreciamos, ustedes son el despreciable desperdicio del capitalismo que impulsan.
la homosexualidad no es un deseo, sino algo deseable. Por lo tanto debemos insistir en llegar a ser homosexuales.
La abolición de la práctica de la sexualidad en pareja, mediante prácticas de placer en grupo con afines sexoafectivos resignifica el cuerpo como barricada de insubordinación política, de desobediencia sexual, de desterritorialización de la sexualidad heteronormativa, sus regímenes disciplinarios naturalizados y sus formas de subjetivación para la subsecuente creación de espacios de afinidad anti-género y anti-humanos: destruir hasta los cimientos la heterosexualidad como régimen político. Ése es nuestro destino.
No se debería permitir a ninguna mujer que se quedara en casa para criar a sus hijos. La sociedad tendría que ser completamente distinta. Las mujeres no deberían tener esa opción, precisamente porque si existe tal opción, demasiadas mujeres la van a tomar.
Nuestra supervivencia exige que nos dediquemos con todas nuestras fuerzas a destruir esa clase —las mujeres— con la cual los hombres se apropian de las mujeres. Y esto sólo puede lograrse por medio de la destrucción de la heterosexualidad como un sistema social basado en la opresión de las mujeres por los hombres.
¿Le da la impresión, estimado lector, que quienes esto escriben, luchan por la igualdad, los derechos humanos, la no-violencia?
El enfoque de género es la versión potabilizada y edulcorada de la ideología de género. Comparte su “madre fundadora” —Simone de Beauvoir— y no hace propuestas tan radicales.
Sin embargo, comparte el mismo origen: la visión de la sociedad como relaciones de poder, subyugación y opresión.
Así como el marxismo todo lo reducía a la economía, el enfoque de género todo lo ve desde la óptica del poder.
Y no es que no sea así; la economía existe, pero no sólo eso; en las relaciones sociales existe poder, pero no sólo eso. El “enfoque de género” se ciega ante otros ángulos y factores a tomar en cuenta.
Los progres con frecuencia citan que el enfoque de género consta en la constitución, en las leyes, en documentos oficiales de la ONU; y que por tanto, debería acatarse.
Bueno, las ideas han de someterse a escrutinio constante; el enfoque de género no es la excepción.
Y para insistir: oponerse al uso de un enfoque, no implica oponerse a sus supuestos fines. NO defendemos la violencia contra la mujer, la discriminación, el odio, la violencia, etc.
Veamos por qué el “enfoque de género” es inútil para los fines que persigue.
El enfoque de género se dirige principalmente a los gobiernos: que sus ideas se incorporen a leyes, políticas, etc.
Lógicamente un “enfoque enfocado” exclusivamente en la violencia/poder/opresión, va a encontrar un terreno fértil en los gobiernos, que son los monopolios de violencia.
De ahí la rápida adopción de dichos enfoques en pocos años. Desde su aparición en los ’90, a su adopción por la ONU y tratados internacionales y legislación nacional.
Se crean instituciones, se les asignan jugosos presupuestos, y —aquí viene la tragedia del enfoque de género— se empieza a contratar burócratas que diseñen políticas y las apliquen, y gasten los presupuestos.
Aquí vemos que el fin último del “enfoque de género” no es mejorar las condiciones de vida de la mujer, sino obtener el poder. Es común a toda teoría marxista.
Sus adherentes no buscan hacer fortuna en la empresa privada, que no entienden y detestan: gravitarán hacia cargos burocráticos y universidades.
Así el “enfoque de género” se enseñará en universidades y postgrados, pero ha de ser ejecutado por los seres humanos más mediocres e indolentes: los burócratas.
El prime directive de un burócrata es conservar el cargo, y de ser posible, acrecentar su zona de influencia y poder (e ingresos). Cuenten con el burócrata para repetir los eslóganes de moda, pero no para hacer nada que pueda poner en riesgo su puesto: sabe que jamás lograría un ingreso semejante en el sector privado, así que cuida el puesto como la gallina de los huevos de oro.
La pelea de los progres es que se enseñe enfoque de género en la escuelas, mientras salen a la luz decenas de casos de abuso sexual escolar. En varios casos hubo complicidad y encubrimiento (o simple indiferencia) de autoridades. Durante meses.
¿Se ve la contradicción? ¿Ese tipo de personas van a hacer un mejor trabajo que los padres en enseñarle a sus hijos lo que no deben hacerles?
¿Realmente los progres creen que burócratas en ministerios y aulas de clases van a lograr “el cambio social”?
El instante que en las aulas de clases aparezca un radical como Georg Lukács (padre fundador de la ideología de género) dispuesto a aplicar su agenda, será despedido (como Lukács) en medio de la indignación de los padres de familia.
Los mismos progres reconocen la ineficacia de una burocracia, al proponer que los niños huérfanos estarán mejor servidos en cualquier familia, antes que en orfanatos estatales en manos de burócratas.
En serio, ¿creen que gente que sólo se preocupa por conservar su cargo va a arriesgarlo para promover una agenda “progresista”?
Como ejemplo de lo dicho, tenemos el artículo Contra el abuso, Power Point, del genial Roberto Aguilar, en diario Expreso.
Muestra crudamente la indolencia burocrática —aparato psicopático por excelencia, sordo a las emociones ajenas— y lo irónico de que hasta delincuentes violentos y abusadores son los "responsables" de eliminar la violencia y abusos del sistema estatal...
¿Puede esperarse del monopolio de violencia, algo distinto a violencia y abusos? Sin embargo cada elección renovamos estúpidamente nuestra esperanza. Y le confiamos nuestros hijos a un sistema psicopático conformado por psicópatas. ¡Qué locura!
No solamente la izquierda se vuelve ineficaz por poner sus metas tan queridas en manos de burócratas indolentes. También se engañan respecto a la naturaleza del estado, maquinaria que se empeñan en dominar.
El estado, en cuanto monopolio de violencia, sólo cuenta con esa herramienta: la violencia, para conseguir sus fines.
Dado que el fin propio del estado es permitirle a una minoría parasitar a la mayoría, esa herramienta es eficaz: nadie puede oponérsele al estado; si pudiera, ya no sería monopolio (como vemos por ejemplo en Colombia, donde el estado no pudo derrotar a las FARC, y ahora se ve abocado a compartir el "monopolio" con ellos. Las FARC cobraban "vacunas"; el estado colombiano cobra "impuestos", que son lo mismo).
Mas si deseas construir una sociedad, la violencia es inútil. ¿Necesito demostrarlo?
En efecto, entre los fines declarados del "enfoque de género" encontraremos la paz, la igualdad, poner fin a la discriminación, etc.
¿Puedes construir una casa si tu única herramienta es un martillo mecánico, o una bola de demolición? Claro que no.
¿Puedes construir una sociedad pacífica, igual, sin discriminación etc., con la herramienta del monopolio de violencia? Es absurdo. Esa herramienta es útil para reprimir, y para nada más.
A lo mucho el estado hará campañas de concienciación, y reprimirá delitos. Fácilmente caerá en castigar crímenes de pensamiento.
Pero crear una sociedad mejor, no puede. Lo han intentado muchas veces, y de todos los "paraísos socialistas" la gente termina huyendo.
Una vez más, si los medios a emplear son inapropiados e inútiles para los fines declarados, ¿cuál es el fin real de todo ello? Adquirir el poder, para destruir la sociedad que detestan. No importa si no hay con qué reemplazarla.
Hay una razón adicional para prever la ineficacia de la ideología/enfoque de género en lograr sus pretendidos fines: la educación no es un proceso trivial.
Seguro el lector está familiarizado con el concepto de máquina trivial. Se inserta una moneda en una máquina, se obtiene una barra de chocolate.
Así piensan en la izquierda que funciona la educación escolarizada: "dominemos el estado, y dominaremos la educación, pública y privada. Así podremos inculcarles nuestra agenda a los niños y jóvenes, y podremos moldearlos a nuestro gusto".
Hasta cierto punto, lo logran. Pese a que los seres humanos no somos máquinas triviales, los estatistas no cejarán en su intento de eliminar la individualidad, la libertad, la diferencia, la desigualdad.
Sin embargo el ser humano siempre aspirará a algo mejor. Siempre los más eficaces son los más libres. La juventud, siempre impredecible, tiene una manera de destruir las esperanzas socialistas, por más que sueñen con un romántico socialismo.
Nuevas modas, nuevos gustos, nuevos productos que se popularizan entre jóvenes, les son proveídos por empresarios sagaces, por más que frunzan el ceño los socialistas empeñados en formar el hombre nuevo.
Menos mal que es así.
Y como si no fuera suficiente, demos una razón adicional: la propia naturaleza del enfoque de género lo vuelve inútil para los fines que afirma perseguir.
TODO el enfoque de género parte de la premisa marxista de víctima/victimario, opresor y oprimido.
Ante un planteamiento así, la única solución es la "liberación", la "revolución", "defensa de derechos", conceptos que se oyen con frecuencia en ideólogos marxistas.
Todo bien, pero ¿con esa actitud van a construir una relaciones de pareja fructíferas, en plan de igualdad, satisfactorias, etc.? ¿Con discurso y actitudes de barricada? Claro que no.
Al fin y al cabo, me arriesgo a pensar que la mayor satisfacción de la izquierda es imponer sus ideas, aunque obtengan resultados desastrosos. Siempre podrán negar la realidad, atribuir los resultados a oscuras conspiraciones, cambiar las metas a medio camino..., todo para justificar su fracaso.
Y por si esto no fuera poco para vaticinar el fracaso progre, permítasenos una idea más:
La agenda marxista fracasará.
Marx entusiasmó a tantos con su “socialismo científico”, en el que supuestamente el colapso del sistema capitalista estaba garantizado, era cuestión de tiempo.
Luego de que los obreros empezaran a mejorar su estándar de vida en el capitalismo, en vez de precipitarse a la revolución, el marxismo cambió la estrategia: empezó a enfocarse en la cultura, no tanto en la economía (en la que habían fracasado estrepitosamente, con hambrunas, miseria, emigración a los países capitalistas, etc.); siempre con el objetivo de destruir el capitalismo occidental.
El marxismo cambió al proletario (burgués en el fondo, siempre ansioso por mejorar su estándar de vida) por la víctima.
Las experiencias de Mao y Pol Pot y los Kim deberían ser suficientes para mostrar el fracaso de todo empeño en cambiar violentamente la cultura de los pueblos.
A más abundamiento: la nueva vanguardia del marxismo, “víctimas” como las mujeres, gays, negros, etc., ¡también quieren mejorar su estándar de vida! En los países occidentales se han incorporado exitosamente al mundo laboral, se convierten en yuppies burgueses. ¡Mala vanguardia revolucionaria!
Así que tranquilos. Veremos más apertura y libertad, y no se cumplirá la agenda marxista.
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[1] Véase la página en wikipedia: es.wikipedia.org/wiki/Con_mis_hijos_no_te_metas
[2] Véase por ejemplo El derecho a tener derechos, de Pablo Albán, al cual escribí una refutación aquí mismo; La mayoría moral no habla de género ni de sexo, por José Hernández, publicada en 4 Pelagatos; ¡Muera la ideología de género!, de Miguel Molina Díaz, publicada en La República; La gente que dice mentiras para que otros vayan a sus marchas de odio, por Silvia Buendía, en GK, cita el comunicado de la arquidiócesis, sin analizar en absoluto su contenido; La verdad nos hará libres, de la misma Buendía, en diario Extra; Los “provida”: mentiras, son todas mentiras, de Pamela Troya; Fact checking a las declaraciones de ‘Con mis hijos no te metas’, en Ecuador, publicado por la redacción de El Comercio, etc.
NINGUNO se refiere a los documentos de la convocatoria. TODOS arman un “hombre de paja” y luego lo muelen a palos.
[3] Se encuentra en la página de la arquidiócesis: arquidiocesisdeguayaquil.org.ec.
[4] Citado en Wikipedia, tomado del diario El Comercio.
[5] Fuente: planificacion.gob.ec