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MARZO 2023

El punitivismo funciona

Lo prometido es deuda. Se sabe que la izquierda tiende al abolicionismo penal: que el delincuente es una pobre víctima de la sociedad, pobrecito, que lo peor que se puede hacer es enviarlo a la cárcel; lo que necesita es planes sociales, empleo, vivienda, salud etc. y así mágicamente recapacitará y dejará de delinquir.

Por supuesto que eso sólo son ensueños. Ignora que la población carcelaria tiende a tener menos coeficiente intelectual que la población en general; y que menor IQ se correlaciona inversamente con mayor tendencia a la violencia, menor control de la impulsividad, incapacidad de prever consecuencia de actos ―el delincuente literalmente siente que le hacen una injusticia al capturarlo, es incapaz de asociar su crimen con el castigo― a más de la tendencia a la dark triad presente en muchos delincuentes: psicopatía (incapacidad de empatizar o sentir remordimiento) narcisismo y maquiavelismo. ¡Coctel tóxico!

¡Ah! Y todas ellas son condiciones irredimibles, no hay forma de “curarlas” con terapia alguna: ni el virtual retardo mental de los delincuentes, ni su incapacidad biológica de sentir lo que sienten sus víctimas, etc.

A lo dicho hay que añadir que nuestras sociedades medio pobres son incapaces de sostener prisiones como las que les gustan a los progres, como en ocasiones se ve en los países nórdicos, que más parecen sobrios resorts vacacionales antes que prisiones. Si una sociedad no puede ni siquiera costear desayuno escolar para sus niños desnutridos, menos aún estará dispuesta a costear condiciones “vacacionales” a los presos, como quieren los progres.

Pero, a lo que vinimos. En la siguiente gráfica se puede ver la tasa de encarcelamiento por 100k habitantes:

tasa encarcelamiento Ecuador

Datos tomados de TheGlobalEconomy.com

Faltan algunos años, pero vemos que cae en los primeros años del gobierno de Correa, cuando indultaba a las mulas del narcotráfico, hasta llegar al “valle” de 2010; año que ocurre el 30-S de infame memoria, y Correa toma un giro punitivista: se dedica a “meter las manos a la justicia”, nombrar jueces, dictar un nuevo código penal, reforzarlo con subsecuentes reformas, construir nuevas cárceles y llenarlas…, de tal manera que la tasa de encarcelamiento casi se triplica (2,86x desde su mínimo en 2010 hasta el máximo del 2017).

Ahora veamos datos de homicidios. En las series de datos también suele haber lagunas, pero se ve en general un aumento hasta el año 2010, cuando indudablemente se desploma:

tasa homicidios Ecuador

Datos tomados del Banco Mundial.

Completando los datos faltantes con promedios de los puntos más cercanos, y correlacionándolos con la función homónima de cualquier hoja de cálculo:

correlación homicidios-punitivismo

Los datos han sido tomados de Macrotrends

…¡vemos una correlación inversa casi perfecta, de -0,95, ¡inaudito en ciencias sociales, que se acerque tanto a 1!

Helo ahí: cuando Correa se puso punitivista ―lo cual ha sido incluso notado con desconcierto por académicos de izquierdas [V.] logró reducir inmediatamente la tasa de homicidios, proxy de otros delitos, pues si es imposible medirlos, un cadáver humano siempre tendrá una causa de muerte muy clara y probable, y así se hará constar en estadísticas; así que es la medida más fiable para medir “la delincuencia” así en abstracto, siendo también el delito que más sensación de pánico produce.

Resultados similares obtuvimos con Bukele. A medida que empieza a encarcelar en masa, se desploma tasa de homicidios.

Entonces la “receta” para reducir la inseguridad es clara: construir nuevas cárceles, y llenarlas, de tal manera que se llegue a triplicar la tasa de encarcelamiento del país.

No hay otra manera, al menos hasta que alguien nos presente otra correlación aún más “perfecta” que la mencionada.


Ahora, hay otra cuestión conexa: ¿cuánto “punitivismo” necesitamos? ¿Cuántos presos “debe” haber?

Supongo que la respuesta ha de ser: ha de haber tantos presos, cuantos delitos se cometan, siendo la impunidad el azote generalizado, dada la poca judicialización ―que denuncias logren terminar en sentencia― de los crímenes que se cometen.

Usando nuevamente los homicidios como proxy de otros delitos (por ser estos últimos difíciles de medir), trataré de hilar una narrativa que no deja de ser, lo admito, frágil hasta que surjan nuevos datos.

Tenemos primero que, con datos del CDC, el homicidio es la 5ta causa de muerte para negros en EEUU y la 10ma para latinos [V.]. Asimismo, usando datos de homicidios intra raciales, algunos han calculado la probabilidad de que un individuo de determinada raza termine siendo homicida:

Datos tomados de datahazard.substack.com, donde se indica que la tasa podría ser hasta treinta veces mayor.

Vemos que negros varones tienen diez veces más probabilidades de convertirse en homicidas, que blancos. ¿Cuál será la probabilidad que un varón latino devenga en homicida? ¿Tal vez la mitad, entre un negro y blanco? ¿Alrededor de un 1,5% quizá?

Entonces, si estamos de acuerdo en que homicidios no deben quedar impunes, y tomando este delito como proxy de otros (el narco que trafica, seguro también hace de sicario, roba autos para sus fechorías, porta armas ilegalmente, cobra “vacunas”, etc.), tentativamente afirmo que la población carcelaria debería aproximarse al porcentaje de población homicida, según la composición racial de un pueblo.

Entonces, si en el país habrá 8,5M de varones, si el 1,5% tarde o temprano ha de terminar matando a alguien (¡horror!), la población carcelaria debería rondar unos 127k presos varones; cuatro veces más de los 30-40k que hay ahora.

Es la misma solución postulada por el autor del estudio de substack que citamos antes: encerrar a los criminales y ponerlos en condiciones que no puedan seguir delinquiendo ―en aislamiento si fuera necesario―, oh sorpresa, logra detener los delitos.

Por lo tanto el presidente Lasso y los municipios deben construir nuevas cárceles y empezar a llenarlas, como hicieron Correa y Bukele, logrando así reducir la tasa de homicidios de sus respectivos países.

La pena de muerte vuelve a ser necesaria

La redacción original del catecismo de la iglesia católica de 1992 sobre la pena de muerte era bastante ecuánime y racional:

«2266. La preservación del bien común de la sociedad exige colocar al agresor en estado de no poder causar perjuicio. Por este motivo la enseñanza tradicional de la Iglesia ha reconocido el justo fundamento del derecho y deber de la legítima autoridad pública para aplicar penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte. Por motivos análogos quienes poseen la autoridad tienen el derecho de rechazar por medio de las armas a los agresores de la sociedad que tienen a su cargo.

»Las penas tienen como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. Cuando la pena es aceptada voluntariamente por el culpable, tiene un valor de expiación. La pena tiene como efecto, además, preservar el orden público y la seguridad de las personas. Finalmente, tiene también un valor medicinal, puesto que debe, en la medida de lo posible, contribuir a la enmienda del culpable.

»2267. Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, en tal caso la autoridad se limitará a emplear sólo esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana».

Años después todos nos volvimos progres bleeding hearts y nos horroriza la pena de muerte; y se corrigió la redacción en estos términos:

2267. Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.

Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.

Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona» (Discurso del Santo Padre Francisco con motivo del XXV Aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica, 11 de octubre de 2017), y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo.

Por supuesto que citamos estos textos en cuanto a su valor por las ideas que contienen en sí mismas, por su utilidad para una sociedad laica. Hoy que el progresismo ha llegado a extremos abolicionistas en materia penal, y que la ultraviolencia de narcos y bandas criminales vuelve a repuntar en varios países, hemos de considerar la conveniencia de, um, adelantar el juicio con Diosito para algunos: “mátenlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”. Indudablemente estamos llegando a un “caso de extrema gravedad”; máxime cuando hay evidencia que el punitivismo funciona para reducir el crimen, como comentaremos mañana.

FEBRERO 2023

Reseña de La sociedad del mito, por Icare consultores

portada libro

Cuando supe de su publicación y que los autores se dedican a la consultoría política [V.], picó mi interés: “¡Genial, pensé, conoceré algunas de las herramientas que usan en comunicación política!”. La entusiasta recomendación del mediático abogado Felipe Rodríguez [V.] terminó de decidirme.

Gran decepción. Pagué $20 por propaganda de los servicios que presta Icare. No hay ningún insight peculiar sobre el proceso electoral, sobre cómo influir en el electorado. Nada de herramientas, ni estudios de caso, ¡ni ejemplos, ni anécdotas!

El libro adolece de la farragosa redacción posmoderna común en “ciencias” sociales. Los autores construyen castillos verbales en el aire, con sólo una tenue conexión con la realidad; son “cientistas de sillón”: como si les dieran la misión de escribir mil palabras sobre un prompt, y ¡zas!, dale que dale a la manivela que produce palabras. Son palabras generando palabras. Un ChatGPT criollo y de mala calidad. Me temo que su excusa para escribir y publicar este bodrio, es poder citarse a sí mismos más adelante.

De ahí la profusión de adjetivos, y el “debe”: “la comunicación debe ser clara, directa, sencilla; porque si no, será ambigua, indirecta, compleja…”. Lugares comunes de sentido común, una wishlist de ideas biempensantes, una lista de compras política. Como escribirle a papá Noel una carta un niño que se dejara llevar, y lo pidiera todo. 

Había pensado poner mi ejemplar a la venta en el mercado de segunda mano; pero no puedo hacerle ese daño al lector. Nadie merece ser torturado un par de horas leyendo esta monserga totalmente desprovista de condumio. Icare debería pagar por poner propaganda de los servicios que presta, no cobrar por ella.

Ojo: nomás aporreo este libraco; para nada me refiero a la calidad de los servicios que presta Icare, que desconozco.

Veredicto: 👎

ENERO 2023

Reseña de Todas las pruebas del fraude, de Juan Esteban Guarderas

Todas las pruebas del fraude, por Juan Esteban Guarderas, editado por El Comercio, octubre 2021.

Admiro la valentía con la que Guarderas dice los nombres de funcionarios y candidatos corruptos y que toleraban la corrupción. Afortunadamente para el autor, la poca cultura lectora hará que no corra mayor riesgo; dudo que los aludidos se hayan enterado, y si se enteran, no se han de molestar demasiado, por la misma razón: nadie lee nada, y los que leen, no tienen poder.

El libro reconoce pesimista que la corrupción es estructural, y que va más allá de las personas que en busca de trabajo están más que dispuestas a volverse “engranajes” de maquinarias corruptas.

Otro baldón para los burócratas: abjuran de su conciencia moral ―¡aquello que precisamente los vuelve humanos!― a cambio de un “sueldito”, una chambita burocrática.

Como sospechábamos, la “franquicia” del socialismo del siglo XXI incluye la “tecnología para ganar elecciones” del apagón informático, como cuenta en el prólogo un candidato de Bolivia. Asimismo la destrucción inmediata de la evidencia: urnas y votos, ¡zas!, convenientemente desaparecen, imposible probar el fraude y revertir los resultados.

Desalienta ver cómo la política se basa en los fait accompli pese al descarado fraude. Queda la esperanza que el karma se encargue de aquellos que privan al pueblo de su voluntad; tarde o temprano el elástico acabará rompiéndose o reaccionando al otro extremo, si se lo sigue tensando.

Dada la fragilidad de la memoria en estos lares, sí es importante que queden testimonios del fraude sistémico, aunque no sirva sino para ejercer el “derecho al pataleo”. Se los narra con lenguaje ágil, coloquial y ameno. Por ahí se han colado algunos gazapos.

Luego de la lectura, ha de concluirse con sobriedad que es imposible construir un sistema a prueba de gente inmoral. Por más que se añadan “checks and balances”, siempre los corruptos pueden, si no coludir expresamente, sí converger en hacerse de la vista gorda en la protección de sus intereses: los políticos, en garantizarse la impunidad; los funcionarios, en conservar “su puestito”; la autoridad de control, en no controlar nada, pues a nadie le interesa rock the boat.

Se indigna el autor por estar las instituciones llenas, no sólo de gente mala, sino peor aún de gente mediocre. Es menester aceptar que gente de poco talento e inteligencia, que lograron esos puestos por “palancas”, serán incapaces de mantener el sistema funcional, y ―de esto no tengo pruebas, pero tampoco dudas― son más propensos a la corrupción: si gente de bajo IQ de por sí ya tienen dificultades en entender abstracciones, relaciones causa-efecto etc., también tendrán dificultades para hacer juicios morales. En otras palabras: son corruptos sin ser conscientes de ello, el sistema está lleno de gente así, y es imposible diseñar un sistema a prueba de gente bruta: “you can’t fix stupid.”

No se puede sino concluir que el sistema no es salvable. Es irrecuperable. Necesariamente la democracia derivará en demagogia, sin stakeholders con skin in the game; ¿entendemos ahora por qué nuestros antepasados, más sabios, exigían pruebas de alfabetismo, un mínimo capital (que demuestre capacidad de ganarse la vida, y de pagar impuestos) y familia (que demuestra interés por conservar y proteger la sociedad, en vez de delirios revolucionarios)?

Hubiera apreciado más scoop de insiders en el CNE sobre el fraude informático de 2017. Muchos lo experimentamos de primera mano; apenas Cedatos anunció su exit poll, “convenientemente” el sistema “se cayó” hasta una hora después, apareciendo como ganador Lenin. Eso se ve reflejado en las innumerables quejas ese día en Twitter, y por el hecho que el propio CNE no subía a redes resultados parciales, sino hasta después de las 6pm. Por supuesto, nunca se auditó el sistema.

Y como siempre es recomendable terminar proponiendo algo constructivo, la solución será vaciar de poder al poder. Será desarrollado en un ensayo aparte, pero sin mayor problema podemos deshacernos de casi todas las estructuras estatales que hay, reemplazándolas con las municipales existentes: darles a alcaldes representación en una suerte de “asamblea nacional de alcaldes”, y ea, deshagámonos de CNE, la asamblea actual, prefectos, etc.

Lo mencionado ya se hizo con los concejos provinciales, que antes se elegían y ahora lo conforma una asamblea de alcaldes. Lo mismo ha de hacerse a una escala mayor.

Y como pueblo hemos de entender que no necesitamos ni de mesías ni de taumaturgos; es más, ni siquiera existen; sólo necesitamos ―y sólo podemos tener― un administrador que mantenga limpias las calles y funcionando los servicios públicos; todo lo demás depende de nosotros, y si pretendemos irracionalmente conjurar la escasez delegando estas tareas a políticos, sólo conseguiremos que tipos dark triad cuya única habilidad particular consiste en ganar elecciones, nos parasiten. ¡He dicho!

Veredicto: 👍👍👍

Otra prueba de existencia de Dios

…o por lo menos, de un “más allá”. Tim Pool [V.] dice que si crees que la "conciencia" no es sino un mero “epifenómeno” de los “impulsos eléctricos” que están en tu cavidad craneal, pues sabiendo que ellos no son sino una fracción infinitesimal de los "impulsos eléctricos" que existen en todo el universo, ¿no crees que esos “impulsos eléctricos” serían capaces de generar una conciencia ―o muchas conciencias― mucho mayores a la tuya ―hablamos de diferencias de magnitud de ameba a humano, y mucho más― y, ¿por qué no serían esas conciencias superiores capaces de crear cosas mucho más formidables que las maravillas que ha creado la conciencia humana? 🤯

DICIEMBRE 2022

Abundancia ilimitada, fin de la pobreza

Rondaba en mi cabeza ―por haberla leído por ahí un par de veces― la idea que el petróleo no se acabará, sino que se generaría constantemente en el manto terrestre por las condiciones peculiares que hay ahí. Es decir, no sería tanto “zumo de dinosaurio” como lo llaman en Visualpolitik, biomasa, sino fruto de procesos químicos naturales. Ya me parecía raro que tanto petróleo extraído proviniera de biomasa prehistórica.

Luego de la googleada de rigueur, hallo que ¡ya en 1995! [V.] geoquímicos ven que los depósitos de alguna manera “se llenan” a tasas similares a las que consumimos el hidrocarburo. Son capaces de medir “la edad” del petróleo que extraen: parte es joven, de tan sólo dos millones de años, pero otro proviene ¡de más de 150 millones de años atrás!

Personalmente me considero bien informado, pero ¿por qué recién oigo de esto, 27 años después?! Siempre he sido escéptico del alarmismo “verde”, no sólo por sus fallidas predicciones apocalípticas, sino porque la “solución” siempre es “darle más poder a políticos, burócratas y activistas”, gente demostradamente inútil. Pero datos como estos ―que quizá nunca lleguemos al “peak oil”― deberían difundirse más.

También con la tecnología que avanza seguro hallaremos formas más eficaces y económicas de explotar el creciente petróleo. ¡Y a eso añadámosle la fisión nuclear y/o alguna otra forma de energía masiva y barata, y el futuro se ve muy promisorio! Probablemente sea factible proporcionar recursos baratos a las masas para salir de la pobreza.

One format to transcode it all

Hoy en día cualquier celular graba vídeo en 1080p, que como vimos es la resolución usada en la pantalla grande. Asimismo monitores de alta calidad tienen esa resolución. Es de esperarse que usemos esa resolución para filmar los recuerdos familiares y los vídeos que subiermos a Youtube y demás plataformas.

Hasta ahora el mejor formato para almacenar vídeo es el h265, también denominado HEVC. Es sumamente rápido para hacer el transcoding como su predecesor el h264-AVC ―que el próximo año cumplirá 20, así que ya iba siendo hora de relevarlo― y logra archivos con la mitad del tamaño sin pérdida notable de calidad. Pero su problema de licencias onerosas ha impedido que sea adoptado por los navegadores; sólo podrás ver vídeo grabado en formato h265-HEVC con programas como mpv, y VLC.

El siguiente formato, VP9, lograba similares tasas de compresión, pero si bien tenía la ventaja de ser de código abierto y adopción por la mayoría de navegadores (salvo Apple Safari), su principal problema era que demoraba demasiado, y tenía demasiadas “moving parts” que complicaban su uso óptimo. 

El sucesor de VP9, el formato AV1, ¡demoraba aún más tiempo!, en torno a a cien veces más que la duración del vídeo original ―en comparación, a h264-AVC frecuentemente le tomaba menos tiempo el transcoding que la duración del vídeo original― volviéndolo casi inútil por poco práctico. Una lástima, pues sí había sido adoptado por los navegadores (salvo el “único y diferente“ Safari).

Pero he aquí que con ciertos ajustes se logra velocidades similares a VP9 (tomará alrededor de 8 veces más que la duración del vídeo original) mientras nos podemos beneficiar de su mejorada capacidad de compresión: ffmpeg -i video-original.mp4 -c:v libaom-av1 -cpu-used 8 -row-mt 1 -tiles 4x4 -crf 30 -c:a libopus -b:a 64k video-resultante.mp4

Los parámetros -cpu-used 8 -row-mt 1 -tiles 4x4 permiten utilizar mejor la capacidad del procesador. Si te sale algún error, reduce los parámetros.

Si deseas aún más velocidad, añádele la opcíon -usage realtime y ahí sí lograrás probablemente que el transcoding tome menos tiempo que la duración del vídeo original. La compresión sin embargo será menos óptima y el archivo un 50% más grande.

El -crf 30 permite un sano compromiso entre calidad y compresión, logrando archivos pequeños sin apenas distorsión visible (artifacts) Si deseas mejor calidad, redúcelo; si deseas archivos aún más pequeños, auméntalo.

Si tu vídeo tiene sólo voz, los parámetros -c:a libopus -b:a 64k serán suficientes, la voz se oirá nítida y ocupará menos espacio. Si tienes música y no deseas perder calidad, probablemente convenga aumentarla a 96k o 128k.


Todas las regiones son iguales, pero unas más iguales que otras. Según El Comercio [V.] en la costa hay 22% más electores que la sierra. Me pregunto si eso se reflejará en la representación de la asamblea… Ya hemos de ver.

electorado ecuatoriano por regiones

WTF happened in 2022? No, el blog no está cerrado, ni tampoco se me secaron las ideas en el magín. De hecho estuve bastante activo, produciendo algunos vídeos sobre la cobí y otros temas que puedes ver en mi canal de Rumble.

Me di cuenta que ¡producir vídeos requiere bastante trabajo! También tuve algunas ideas sueltas compartidas ya en Tuírer y en chats familiares, que iré subiendo a este microblog.

Desperdicio de resolución y ancho de banda. La mayoría de películas se proyecta en cines a alrededor de 1080p, y a menos que estés muy cerca de la pantalla, no verás los píxeles. ¿Por qué entonces la gente filma sus vídeos para Youtube a 4k? Si tienes una televisión tan grande como para que pueda mostrar esa resolución, de todas formas deberás sentarte lo suficientemente lejos de ella, y eso defeats the purpose. 1080p es el non plus ultra, la humanidad no necesita más. He dicho.

¿Cambio en el “chip” del votante ecuatoriano?

Rafael Correa terminó con una aceptación de su mandato de ~66%, pero sabía que perdería las elecciones venideras, pese a esa aceptación; en cambio presidentes como Lenin y Lasso, que tienen aceptación baja, sin embargo pueden mantenerse en el cargo, pues esa baja aceptación no significa que el pueblo esté dispuesto a derrocarlos con violencia, menos aún a la inestabilidad subsiguiente.

Prueba irrefutable que mayoría del pueblo no apoya la violencia política indígena, es que a diferencia de otras ocasiones, la clase media quiteña no salió a las calles a derrocar al presidente, ni a Lenin ni a Lasso. Si hubieran salido, necesariamente habrían caído los presidentes; pero más bien la clase media estaba encerrada, estupefacta ante tanta violencia irracional dirigida en su contra.

Ésa fue una línea roja que, ebria de entusiasmo, la extrema izquierda y la dirigencia indígena cruzaron dos veces. No es legítimo atacar a la población civil con fines políticos; ni siquiera en tiempo de guerra se acepta eso. Esos dirigentes irresponsables han creado hondas fisuras en la sociedad.

Eso también se nota en la aceptación a las preguntas de la consulta que quiere hacer Lasso: las preguntas teóricamente muestran el doble de aceptación que el propio presidente; lo cual indicaría que, por primera vez, el pueblo está en condiciones de analizar fríamente las cuestiones, en vez de dejarse llevar por el “UNGA BUNGA VOTA TODO NO PARA MOSTRAR RECHAZO” que ha demorado varias décadas ―recordemos la consulta de Sixto― tomar las decisiones necesarias.

Indios vs indios

En el último número de la Revista Diners, hay un buen artículo [V.] sobre el indígena Rodrigo Llambo, fundador de la cooperativa Chibuleo, y de donde podemos sacar algunas ideas para contextualizar más la cuestión indígena.

Cuenta: «mi padre nunca ha sido dirigente. Por eso es que nosotros no tuvimos ese respaldo o esa representatividad dentro de la comunidad, cosa que sí tenían los hijos de los líderes». Vemos que indígenas al interior de sus propias comunidades tienen estructuras de clase; ¿no deberían dirigir su militancia internamente primero, para demolerlas? Ah, a los dirigentes indígenas no les interesaría perder su ascendiente y poder.

«De hecho, cuando llegó el momento en que Rodrigo debió pasar a la secundaria, su padre se enfrentó a su comunidad. “Eso de estudiar es de vagos”. “Los verdaderos hombres no estudian, trabajan la tierra”. Eso y más tuvo que escuchar Hilario Llambo». Sin comentarios… Bueno, sí: soy partidario que cada quien estudie hasta el límite de su capacidad y deseos, pero esa actitud ―no sé si la conservarán aún, lo dudo― indudablemente es un ancla para esas comunidades, e imputable a nadie más que a ellos mismos.

Dice Llambo: «mi padre no escuchó las críticas de las personas de la comunidad y nos dio estudio … No conseguí trabajo y me tocó bajar a Ambato a vender periódico, porque mi padre ya no pudo pagar la universidad … tuve que aguantar la burla de la misma comunidad. Decían: “Elé, el Hilario hizo estudiar a sus hijos para que vayan a vender el periódico. Era mejor que les deje trabajando en el campo, porque cualquiera puede vender periódico“». Queda clara la actitud atrasapueblos imperante en las comunidades indígenas hace 20 años; seguro quedan resabios de ello en las generaciones mayores.

Pregunta la entrevistadora: «¿Continuaba en la dirigencia [estudiantil]?», y responde: «Sí, y ayudé a conseguir siete becas universitarias, pero se repartieron entre los hijos de los líderes y yo no pude aspirar a ninguna. Ahí me di cuenta que estaba en el lugar equivocado». Vemos claramente cómo la dirigencia indígena es con razón implacablemente criticada, como freno al desarrollo de su propio pueblo y como institución extractiva, parasitaria para sus propias comunidades.

Del resto del artículo nada qué objetar, admirable cómo pueblos que tienden a la acción colectivista-comunitaria son capaces a través de ella de lograr sus metas, y no tratando de extraer recursos a otros. Tienen la ventaja que tienden a una visión más a largo plazo que sociedades más individualistas, asimismo han de ser más resilientes…

En comparación, la sociedad típicamente occidental se muestra cortoplacista y más vulnerable a socavamiento.