Con el descubrimiento económicamente viable del petróleo, empezó el ascenso económico de la capital, pese a que el petróleo no se produce ahí, ni se refina ahí, ni se embarca ahí, pero se gasta ahí.
Si bien en los años ‘90 cierta liberalización de la economía logró un despegue importante de la costa ecuatoriana y particularmente Guayaquil, el hado tuvo a mal ensañarse con nuestra región, y así tuvimos el fenómeno de El Niño, la mancha blanca, la sigatoka, que destruyeron las cosechas, destinadas en su mayoría a exportación. Los bancos guayaquileños, que habían sido los más grandes, desaparecieron de los primeros puestos.
Un nuevo boom petrolero terminó de consolidar a la capital como capital económica, a lo que debe sumarse un presidente estatista ¡durante diez años!, que odiaba los negocios y amaba el estado, perjudicando aún más a la ciudad puerto con aranceles y demás obstáculos al comercio.
Sin embargo en las últimas semanas veo unos cuantos indicios de que podríamos estar en los albores de un nuevo renacimiento costeño. Veamos cuáles.
1. El aeropuerto tiene más tráfico internacional
El doble de pasajeros internacionales llega últimamente a Guayaquil que a Quito, descontando incluso la migración venezolana, luego de varios años de haber dominado Tababela.
Asimismo el aeropuerto de Guayaquil cobra la mitad de las tasas que cobra el de Quito.
Es necesario tomar en cuenta además que el aeropuerto de Guayaquil se construyó con inversión privada, a través del modelo de concesión; en cambio el aeropuerto de Quito se construyó con fondos públicos y una garantía general del municipio de Quito, que es conocido recibe ingentes recursos del gobierno central.
Respecto a las tasas, v. Interview: Costs of airport charges Quito and Guayaquil; respecto al uso de recursos públicos del estado en la construcción del aeropuerto de Quito, v. el Informe Corpaq de la contraloría, págs. 9 y 19 (p. 13 y 23 en el PDF). Asimismo la contraloría observó que en la “concesión” del aeropuerto de Quito, el municipio asumía una “garantía irrevocable e incondicional” como obligado principal, no simplemente como aval; V. documento de contraloría Acciones de control al NAIQ.
Obviamente el aeropuerto de Guayaquil, siendo sólo una remodelación, tuvo un costo menor, pero de todas formas fue asumido por la concesionaria en su totalidad. V. El nuevo aeropuerto José Joaquín de Olmedo se entrega hoy, de diario El Universo.
No sólo todo lo dicho... Siendo que en 2013 la aerolínea estatal Tame abrió la ruta directa Guayaquil-Nueva York, el Deep State quiteño confabuló para llevarse la ruta a Quito, teniendo los viajeros guayaquileños que hacer escala en la capital. Lamentablemente Quito no fue capaz de mantener la rentabilidad de la operación, y suspendieron la ruta posteriormente. Actualmente Guayaquil es la única ciudad ecuatoriana que sigue conectada en vuelo sin escalas con NY. ¿Era necesario quitarle esa ruta a Guayaquil, para luego echarla a perder?
2. Pese a menor inversión, aumenta más turismo en Guayaquil.
La costa en su conjunto recibe menos inversión y turismo que la sierra. Pero tomando en cuenta sólo Guayaquil y Quito, nuestra amada/odiada Guayakill, recibiendo casi la mitad de la inversión que Quito, tiene un PIB turístico mayor que el de Quito.
Si bien durante el boom estatista liderado por Correa Pichincha logró el primer puesto, Guayas lo ha recuperado recientemente, creciendo incluso dentro de un contexto de decrecimiento nacional.
ACTUALIZACIÓN A DICIEMBRE 2023: Guayas mantiene la delantera económica; y descontando la petrolera provincia de Orellana, la tercera provincia que más aporta al PIB nacional ya no es Azuay, ¡sino Manabí! [V.]:
4. La industria en Guayas crece, aún dentro de recesión nacional
Al 10% anual, lo cual no está nada mal. Se concentran el 41% de industrias del país en la provincia. De ahí viene la generación de empleo, que veremos enseguida.
5. La mayoría de compañías exportadoras es de la costa
La edición de julio de la revista América Economía (americaeconomia.com) en sus pág. 59 y 60 contiene el ranking de las cien mayores empresas exportadoras no petroleras del país.
Las mayores son de Guayaquil. Recién en los puestos 23 y 30 aparecen empresas de Quito. Y antes de ellas, hay cuatro empresas de Manabí, una de Machala.
Quiere decir que, dejando de lado el “excremento del diablo”, la costa y particularmente Guayaquil traen divisas al país fruto directo del esfuerzo de los ciudadanos. La prosperidad de la capital se basa en la “maldición petrolera”, con sus riesgos morales documentados hasta la saciedad.
Es una lástima que no esté disponible en línea la publicación. Con el perdón de los editores —que no con su permiso— aquí y aquí podrá ver el ranking mencionado.
6. Se sigue construyendo en Guayaquil
Mientras en Guayaquil y su zona de influencia los permisos de construcción aumentan la mitad de un año a otro, en Quito permanecen detenidos ¡por más de tres años!
Mientras el último alcalde guayaquileño se reelegiría si la ley se lo permitiese, en Quito llevan dos administraciones seguidas quejándose de pobres resultados. Con sólo la quinta parte de empleados públicos de Quito, la administración municipal de Guayaquil consigue los resultados que sus electores esperan. Los quiteños no van a lograr los resultados que esperan, mientras no se decidan a deshacerse del dogal de la burocracia parasitaria.
«Mauricio Pozo criticó el tamaño burocrático actual del Municipio, que tiene 20.000 empleados. Y lo comparó con el Municipio de Guayaquil, que tiene actualmente 3.500 enrolados. Dijo que ese problema tiene que solucionarse», en Primer debate por la Alcaldía de Quito puso en el tapete el subsidio inminente al Metro, en LaHistoria.ec. Una administración no puede despegar con exceso de burocracia. Los gastos corrientes no deben sobrepasar el 15%.
8. Pobreza crece menos
Pese a que Guayaquil mantiene la “delantera” en pobreza, en Quito aumentó porcentualmente mucho más; y en pobreza extrema, Quito incluso nos superó:
Si bien el coeficiente Gini mueve más los corazones progres keynesianos y socialistas, vale aclarar que ¡Guayaquil es una ciudad más igualitaria que Quito, paraíso progre keynesiano!
Estas observaciones son congruentes con la queja generalizada en el país de la crisis, queja que no se escucha tanto en Guayaquil.
Es digno de mencionar que, una vez terminado el boom petrolero en 2014, Quito toma la delantera en pobreza extrema. Parecería que el tan denostado “modelo exitoso” de la ciudad —del que Correa se mofaba en cada oportunidad— sí era tal:
9. Empleo ¡aumenta! en Guayaquil, y subempleo disminuye
Dentro de un contexto de “crisis nacional”, Guayaquil aumenta empleo y disminuye desempleo YoY, mientras lo contrario sucede en Quito:
Bastó que salga del poder el peor enemigo de Guayaquil, para que la ciudad haga lo que sabe hacer: trabajar y prosperar, en beneficio de sus habitantes y el país.
10. Mención honorífica: el deporte parece liderar el ascenso de la ciudad
No haré mucho énfasis en esto, pues el deporte no es mi fuerte.
Hágase una búsqueda en Google: «Guayas primer lugar», y «Pichincha primer lugar», se notará que Guayas mantuvo cierta hegemonía hasta el año 2006, donde Pichincha tomó la delantera.
Coincide el período bastante cuando los equipos de fútbol de Guayas dejaron de ganar el campeonato nacional de fútbol (2003-2011).
Ya en 2012, dos años antes que caiga el petróleo, los equipos de la costa empiezan otra vez a ganar los campeonatos de fútbol, y terminado el boom petrolero, Guayas empieza a tomar la delantera deportivamente.
¿Coincidencia? ¿Correlación que no implica causación? La cosa es que es por lo menos curioso y sugerente que la supresión de libertades que se impondría pronto —que heriría el ímpetu de la ciudad— fuera precedida por un declive en lo deportivo; y el esperado auge asimismo fuera anunciado por el deporte.
V., por ejemplo que en los últimos cuatro años Guayas lidera, especialmente en división menores, arrebatándole el liderato a Pichincha; diario El Universo, muy cortés y eufemísticamente reporta el triunfo de Guayas como “Pichincha logra el 2º lugar en los Juegos Nacionales Menores”, en un alarde de fair play.
11. Negocios vs. deep state
Podríamos también titularlo: actitud constructiva guayaquileña, vs. actitud parasitaria y destructiva de ciertos sectores quiteños.
Salvo la presidencia de León Febres Cordero, y el lapsus brutus de ayudar a reelegir a Rafael Correa en 2013, los candidatos que han ganado en Guayaquil no han accedido al poder, desde los años ‘70. Ni Borja, ni Sixto, ni Abdalá, ni Mahuad, ni Lucio, ni Correa en 2006 ni 2009 ganaron en Guayaquil.
Las dictaduras militares (tomando en cuenta la extracción mayoritariamente serrana de las FF.AA.) y los candidatos elegidos por Quito han dominado el poder por los últimos 50 años. Por lo tanto, los resultados nefastos obtenidos —en términos de atraso relativo a otros países, poco desarrollo, violencia política, etc.— son responsabilidad de Quito, no de Guayaquil.
Antes que se me citen ad nauseam los dos o tres poco elegantes episodios de finales de siglo pasado en Guayaquil —como desprender el rótulo de la calle “Quito”— tómese en cuenta que la crisis económica fue resultado de desastres naturales que golpearon principalmente a la costa. Por lo tanto, no eran evitables, no fueron resultado de decisiones humanas.
Además, ese gesto regionalista histriónico tan socorrido al fin de cuentas es inocuo, frente a los millones y millones de dólares de perjuicio que sufre Guayaquil a manos del deep state predominantemente quiteño, como denuncia constantemente Juan José Illingworth.
TODO quiteño negará ser regionalista, pero su reacción ante las ideas de Illingworth sirve como un “test tornasol” (litmus test) que revelará la envidia o resentimiento contra nuestra querida Guayakill.
En don Alfonso Reece, intelectual quiteño “de cepa”, tan quiteño como el Pichincha, ¡taurino, por más señas!, tenemos un ejemplo de quiteño “buenas vibras”, que no se acompleja, ¡hasta recomienda un modelo federal para el país!, en su artículo Patriotismo, regionalismo y centralismo, publicado en diario “El Universo”.
Juan Carlos Holguín, candidato a alcalde de Quito, en el antes citado Primer debate por la Alcaldía de Quito puso en el tapete el subsidio inminente al Metro es un ejemplo de lo que parece ser la creencia de muchos quiteños en su “derecho natural a parasitar” al resto del país: «[Holguín] sí habló directamente de un subsidio, y argumentó que este subsidio se justifica porque Quito es la Capital y presta servicios tangibles e intangibles a todo el país».
Así como en Washington D.C. se concentra la mayor riqueza de EE.UU., que no proveniente de la producción sino del parasitismo estatal mientras asimismo hay problemas sociales bastante graves, en Quito también hay una gran prosperidad estatal debido al peso que tiene el sector público, con el consiguiente riesgo moral que conlleva: segmentos de la población acostumbrados no a pagar impuestos, sino a vivir de ellos.
Ya hemos dicho que una ciudad o un país no pueden salir de los problemas que los aquejan mientras los gastos corrientes consuman buena parte del presupuesto. Pero sugerir cortar a raíz la burocracia a niveles manejables —sus sueldos no deberían sobrepasar el 15% del presupuesto, y deberían ser intervenidos si eso se mantuviera, digamos, por dos ejercicios fiscales— ¡es casi atentar contra la identidad de la capital!
No será de asombrarse que la capital atraiga “buscones” y gente interesada en un buen nivel de vida sin producir, que eso al fin de cuentas es la definición de burócrata.
En resumen: una ciudad que basa parte de su desarrollo en una categoría inmoral de personas (los burócratas; v. Es inmoral ser burócrata), no logrará los resultados que se propone, y tampoco entenderá por qué.
De hecho, luego del gobierno de Correa, el impulso que dio la burocracia estatal al PIB de Quito fue notorio:
Guayaquil incluso mantiene una menor dependencia del gasto estatal, que el resto del país:
Una vez acabado el boom petrolero, lógicamente la actividad económica de la capital va a resentirse más que la de Guayaquil; y salido del poder el peor enemigo del trabajo y el progreso que ha visto el país, Guayaquil rápidamente recupera el optimismo.
Claramente se ve el lado siniestro y destructivo del deep state quiteño, al comparar estadísticas de persecución política, pues todo se mide hoy en día. En Quito vemos once veces más casos que en Guayaquil (“sólo” seis veces más, si se incluyen casos en trámite), lo cual todos estarán de acuerdo que es algo vergonzoso y nefasto. En Guayaquil hasta el inmoral monopolio de violencia adopta una actitud de “vive y deja vivir”.
Mientras en Quito el parque automotor crece al 6% anual, en Guayaquil crece al 15%; incluso aumenta en medio de una caída a la mitad de las ventas de vehículos en el país.
ACTUALIZACIÓN (agosto 2020): 13: En medio de crisis, la costa aumenta exportaciones
En medio de esta crisis mundial del coronavirus, la costa aumenta sus exportaciones tradicionales un 12%, demostrando el dinamismo que nos caracteriza [V.], trayendo necesarias divisas al país.
14: En medio de crisis, precios de bienes raíces y volumen de créditos aumentan en Guayaquil
Dos signos que parecerían indicar una recuperación más rápida en Guayaquil que en la capital: precios de bienes raíces de un año a otro caen 6,30% en Quito, pero suben 2,96% en Guayaquil, pese a la epidemia de covid [V.]; bancos de Guayaquil crecen en créditos y ahorros, mientras que los de la capital reducen volumen de créditos [V.].
15: Mayor formalidad laboral en Guayaquil
Normalmente se piensa que Guayaquil es más informal que Quito; sería de esperarse, estando en la capital la sede de las instituciones de control del estado.
Mas los datos muestran que en Pichincha, teniendo sólo el 73% de la población de Guayas, tiene el doble de casos de evasión laboral [V.]
Por supuesto que nos oponemos a la rigidez laboral, pues perjudica precisamente a los más vulnerables. Pero lo mencionado indicaría un mercado laboral más robusto en Guayas, indicio de mayor prosperidad.
Adicionalmente, tener en cuenta que esos números eran previos a la crisis de covid; podrían haber cambiado.
16: Menor caída de ingresos de los vulnerables, pese a la crisis
Según una encuesta, centrada específica en migrantes venezolanos, 77% reportó haber visto sus ingresos afectados por… no “la pandemia”, sino la cuarentena, pero en Guayaquil fue sólo el 55%, con gran diferencia frente a las siguientes ciudades, que tenían 72% en adelante, Quito llegando al 82%. [V.]
Queda demostrada la resiliencia económica con los datos expuestos, de los más vulnerables. No sería de asombrarse que los datos de Gini y pobreza extrema sigan siendo favorables para Sodoma.
17: Menor caída relativa de Sodoma
Luego de la abominable cuarentena cualquier economía iba a sufrir, pero Sodoma sufrió la mitad del desplome económico que la capital, 11% vs 22% [V.], observándose lo mismo en provincias: Guayas cayó sólo 10%, mientras que Pichincha 21%.
Lo curioso es que también hay cierta influencia del modelo municipal en la economía: cantones satélites como Durán y Rumiñahui ―caracterizados por menos trámites burocráticos― caen aún menos que las metrópoli. De ahí la necesidad de ahondar el “modelo exitoso” de menos impuestos, menos regulaciones, más facilidades para producir.
No sólo eso: en ventas Guayaquil ya superó los niveles de 2019, al menos hasta que volvieron a imponer absurdas restricciones. El comercio también ya estaría al momento de escribir esto (oct. ’21) recuperado. Eso muestra la resiliencia de la ciudad y sus comerciantes. ¡Ah!, el comercio, tan odiado por intelectuales de izquierda y por sociólogos vagos…
Los propios empresarios quiteños reconocen que Quito adolece del doble de desempleo, no se diga que Guayaquil, ¡sino que el promedio del país! [V.] ¿Cuál es el verdadero “modelo exitoso” entonces?
Asimismo para quienes les gusta ese dato, la recaudación tributaria cayó menos de la mitad en Sodoma La Vil que en Quito [V.] Demostrado el “modelo exitoso” incluso en ese dato odioso. #TaxesAreTheft
ACTUALIZACIÓN (ene. 2022) 18: Sodoma recupera liderazgo de tráfico aéreo internacional
Mientras en la capital ―indudablemente más turística― sigue el pánico por el virus chino, en Guayaquil el tráfico aéreo de viajeros extranjeros superó en 13% al quiteño [V.], recuperando el liderazgo que tenía recién en 1997.
19: La costa recupera niveles de ventas de comercio de 2019
(ene. 2022) Salvo Esmeraldas, todas las provincias de la costa han superado los niveles pre-crisis; no así las de la sierra, donde sólo Bolívar lo ha logrado [V.].
20: Ventas de camarón ¡superan al petróleo crudo!
(mayo 2023) Los productos de la costa lideran las exportaciones, por encima de las “babas del diablo”. Dejando de ser país petrolero, ojalá dejemos de lado la “maldición petrolera”. [V.]
21: Guayaquil recupera la delantera en población
(2023) Desde principios de 2013 —pleno apogeo del boom petrolero y del correísmo— se empezó a vaticinar [V.] que, basados en las tendencias observadas, Quito superaría a Guayaquil en población en torno al 2020; incluso anticipando el cumplimiento de la predicción a 2018 [V.]. Mas sin embargo el último censo recuerda que Guayaquil recupera la delantera [V.]. ¿Siempre lo fue, si las proyecciones estuvieron equivocadas? En fin, “vuelta” a la normalidad.
22: ¡Guayaquil recupera la delantera económica! 💪
Que Guayas ya había retomado la delantera, ya lo sabíamos. Con datos del 2022, vemos que Guayaquil creció 12% desde 2018, y Quito prácticamente no; anualmente Guayaquil creció cinco veces más que Quito [V.].
No sólo eso: es probable que para 2023 Guayaquil ya haya superado a la capital; se verá cuando salgan los datos.
Asimismo se confirma la sospecha que el PIB de la capital estaba inflado por los datos petroleros —que como sabemos, no se extrae, ni se refina, ni se embarca en Quito— pero hoy en día banco central ya lo atribuye a las respectivas provincias petroleras.
Interesantísima la posición de #ElMatemático™, en el sentido que Quito se benefició casi exclusivamente, por la inversión del correísmo, contraída con deuda; pero ahora que hay que pagar esas deudas, esa responsabilidad pasa factura a la capital —cuyo sector público tiene un peso específico varias veces mayor al de Guayaquil—, convirtiéndose en un lastre que frena su crecimiento económico.
